¿Le ha tocado escuchar a alguien hablar con cierta nostalgia acerca de los mejores días de su vida?, a mi si y en muchas ocasiones, me doy cuenta que muchas personas vivieron grandes y buenos tiempos y pareciera que han perdido la capacidad de generar nuevas experiencias asombrosas o buenas, la mayoría de ellas, guardan en un lugar muy especial el tiempo de su juventud, el tiempo del nacimiento de su primer hijo, el tiempo cuando aun tenían a sus padres o el tiempo en que fueron pioneros en hacer algo, ¿le suena familiar?
Muchas de estas personas toman estas vivencias, experiencias o logros como propios cuando en realidad no saben de donde vienen o como llegaron ahí, pero se adueñan de ellas y se aferran a ellas y en la incapacidad de reproducir estas situaciones empiezan a revivirlas una y otra vez ya que no tienen mas de que alegrarse o sus experiencias posteriores no son lo suficientemente satisfactorias como para tomar el lugar de aquellas que recuerdan con tanta nostalgia, la realidad es que si reconocieran que estas experiencias tienen su principio en aquel que todo nos ha dado, se darían cuenta que son mas fáciles no solo de reproducir, sino de superar, al grado que llegara un momento en el que serán innumerables.
Para aquellos que dicen que los mejores días de su vida han pasado, con gran gusto les puedo decir que se equivocan enormemente, si eso hubiese sucedido, no tendrían ningún motivo de seguir viviendo, ¿cual seria el sentido de hacerlo?, imagine usted a hombres como Abraham que a pesar de haberlo vivido y hecho todo hubiese dicho a sus 120 años que los mejores días de su vida habían pasado, hubiera perdido la esperanza de tener a su primer hijo y por ende ¡todos nosotros no estaríamos aquí!.
Hay una persona que he aprendido a admirar de gran manera porque siempre me ha demostrado que los mejores días de su vida aun están por suceder, a pesar de sus mas de 60 años disfruta cada día con intensidad, es una abuela que se transforma en niña cuando ve a su nieto, es una persona atrevida que siempre ha dicho que si otros pueden ella también lo puede y que diariamente cosecha los frutos de lo que sembró en el pasado con gran ilusión, para quienes conocen a mi madre son testigos de ello, ella sonríe como pocas, tiene una pasión por construir casas y apartamentos y cada uno es mejor que el anterior ya que le gusta aprender y mejorar cada día lo que hace y sabe.
Hay quienes se atreven a poner limitaciones a su vida por el hecho de haber llegado a cierta edad, o haber tenido cierta educación limitada o bien simplemente porque se resignan a que así les toco vivir, lo bueno es que ahí esta la palabra de Dios, la cual nos aclara este engaño, nos promete que somos mas que vencedores en Cristo, no que fuimos, es decir, si aun mañana tendremos vida, aun mañana tenemos una oportunidad de tener mejores tiempos y mas grandes logros, ¡lo mejor aun esta por venir!