No tengo la dicha de ser padre aun, pero tengo un sobrino que se ha convertido en mi adoración, y desde que le tengo he entendido mucho el carácter de Dios, cada situación que paso con el chiquillo, me recuerda a mi propia relación con Dios, obviamente, no se puede comparar a detalle, pero hay pequeñas situaciones que le voy a comentar, que me gustaría resaltar y que muy posiblemente le harán entender el carácter de Dios.

Mi sobrino vive a unos 30 minutos de mi casa, por mis constantes viajes y la naturaleza del trabajo de mi hermano y cuñada, nos vemos básicamente los fines de semana, y en el pasado mes mi madre estuvo de visita en la Riviera Maya por lo que mi sobrino pasaba los fines de semana y algunos otros días en mi casa, el solo recordar la primera noche que paso el pequeño lejos de sus papas y como tuvo problemas al dormir, recuerdo haber llegado de mis compromisos a casa cerca de las 11 pm, y encontrar a mi madre a oscuras en la sala, con el niño en brazos y un poco preocupada ya que no dejaba que le colocara en su cuna, en el momento lo tome en brazos y con sus ojos llenos de lágrimas le vi, le bese y le dije «todo esta bien, aquí te amamos y vamos a cuidar de ti», en ese momento cerro sus ojos y cayó en un profundo sueño sin despertar hasta la mañana siguiente, esto me hizo recordar aquellos momentos en los que estamos en problemas, golpeados por las adversidades y vamos a nuestro lugar de oración y el Padre nos recibe en brazos y nos dice «todo esta bien, yo voy a cuidar de ti», y aunque no lo escuchamos audiblemente, pero así como yo he tenido la oportunidad de cantar por las noches cuando el pequeño Klaus (así se llama mi sobrino) cuando esta dormido en mis brazos, el Padre nos canta cuando nos permitimos descansar en El, le ha sucedido?.

La cita de hoy nos habla de ello, pero le quiero destacar no el hecho de que Dios le cante, sino de las misericordias que le acompañan de día, y quiero hacer otra comparativa que espero le haga reflexionar acerca de su relación con Dios.

Como le comente viajo de constante, casi todas las semanas, pero le puedo decir que la mejor parte de mi viaje es siempre llegar a casa, y mas cuando se que el pequeño Klaus esta de visita, ya que cada vez que me ve, su rostro se ilumina y simplemente corre a abrazarme y me besa con un gusto ¡como si hiciera años que no me ve!, eso me provoca una alegría enorme y ese pequeño momento me inspira dejar de hacer todo lo que tengo planeado y me hace olvidar mi cansancio provocado por mi viaje y pasar tiempo de calidad con el chiquillo, simplemente me provoca hacer cosas buenas, por el.

Desafortunadamente tenemos pocos de esos momentos con Dios, la mayoría de las personas se acerca o busca a Dios solo en los momentos de necesidad, o bien cuando no lo hacen por una necesidad lo hacen con una reverencia que les pareciera alguien ajeno, no con el gusto de solo salir corriendo hacia El y provocar esa sensación que le describía hace unos momentos, el incitar a Dios a simplemente amarnos y hacer cosas buenas por nosotros, a derramar esa misericordia en nosotros (recuerde, la misericordia es el que por su amor, no recibimos lo que merecemos a pesar de nuestro pecado), por lo general dejamos a Dios como el toma pedidos de nuestras vidas, al solucionar de problemas, pero no le tomamos como al Padre que nos es, y amarle y pasar tiempo con El, por el simple hecho de ser nuestro Padre, ¿no lo cree?

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