Hay dos maneras de hacer las cosas, a la manera del hombre y a la manera de Dios.

Cuando hacemos las cosas a la manera del hombre, tenemos una visión limitada, ya que solo creemos en lo que vemos, y en lo que nuestras propias fuerzas nos permiten, dimensionamos nuestra capacidad y nos movemos dentro de esos limites, es raro que perseveremos en algo que realmente nos parezca imposible, sabemos en el fondo de nuestro corazón que Dios si puede hacerlo pero pensamos que estamos sujetos a su voluntad y que podemos pedir, pero realmente no sabemos si podemos influir en su decisión, por tanto luego nos justificamos con frases como «Dios sabe porque hace las cosas», «Solo Dios sabe porque sucedió de esta manera» o bien cuando vemos una oportunidad tomamos decisiones dificilisimas ya que según nosotros «hay oportunidades que se dan solamente una vez en la vida», ¡wow! que manera tan genial de limitarnos, no lo cree?.

Existen personas que viven pensando que no son agradables a Dios por sus actos y que jamas podrán ser perdonados por El, en sus momentos de pecado, se alejan de Dios y de la iglesia pensando que no son dignos de estar ahí y que intentaran por su cuenta «enderezar» su camino para poder regresar delante de la presencia de Dios, ¡que error!, ¿entonces para que sirvió la Sangre de Cristo?, considero que en el momento que hemos pecado, es el momento mas importante de acercarnos a Dios y hacer uso de esa oportunidad que nos fue dada en la cruz, Dios sabia que le habíamos de fallar, El nos creo y conoce nuestros corazones, por ello se aseguro que podamos ser libres y limpios por la eternidad con la única condición de que le tomemos como Salvador y Padre y que procuremos cada día ir mas adelante y fortaleciéndonos en lo que El nos hace por medio de su gracia y su misericordia.

Cuando hablo de su gracia y su misericordia me refiero a que por misericordia no recibimos lo que merecemos a causa de su pecado y por gracia, recibimos mas de lo que merecemos aun a pesar de nuestro pecado, no se si lo dimensione, pero a mi me emociona cada vez que pienso en esto, de hecho me fue recordado hace poco por una amiga quien lo leyó en un libro.

Por tanto las cosas hechas y vistas a la manera de Dios tienen dimensiones mas allá de nuestro pensamiento, de nuestras fuerzas y nuestro alcance, solo que se requiere fe, y fe no es solo creer consistentemente en que Dios hará lo que queremos, sino lo que necesitamos, El hace lo que nos bendice y no lo que nos complace, pero si conocemos por medio de su palabra su corazón, sabremos que no importa lo que pidamos, por mientras lo pidamos conforme a El, sera ilimitado el alcance de nuestra bendición.

No por que Dios nos de un numero ilimitado de oportunidades quiere decir que podamos pecar y siempre regresar, de hecho Pablo el Apóstol nos lo recordaba y no por que siempre estará ahí esperando a que nos acerquemos ahí quiere decir que no sea importante el acercase a El ahora, creo que solo un necio demoraría en tomar una decisión y no vivir el mayor numero de días de su vida bajo la bendición del Todopoderoso, obteniendo los beneficios que van mas allá de la dimensión del hombre.

No se que piense usted, ¿pero creo que es tiempo de abrirle la puerta para que entre de manera definitiva a nuestras vidas no cree?

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