Anoche estuve platicando con un gran amigo que ha hecho varios intentos de establecer un negocio de comida (el es muy bueno cocinando), todos estos intentos le han fallado y tiene varios años intentando una y otra cosa.

En esta ocasión tiene una super ubicación, en la que es prácticamente imposible que le vaya mal, solo que abrió su nuevo negocio en una temporada donde el municipio permite que restaurantes ambulantes se establezcan por algunos días justo enfrente de su negocio, lo cual obviamente reduce las oportunidades de que la gente entre a su restaurante ya que los puesteros venden a precios sumamente bajos en una temporada de muchos visitantes a la ciudad.

Cuando platicábamos me hizo una pregunta y me dijo: «Rene, si este negocio no funciona, ¿que negocio pondrías?», a lo que conteste, «si este negocio no funciona, me avisas, me vengo acá y yo pongo el mismo negocio que tienes en tu local», le hice la observación sobre no es lo que venda lo importante, sino como lo venda.

Quiero que imaginarme que a causa de los muchos intentos que ha hecho, su confianza ha mermado y esta mentalizado a la posibilidad de fracasar, aunque no es su objetivo (y no creo que sea el objetivo de ninguno de nosotros al emprender algo), el pensamiento esta ahí de constante y es normal, pues el ya esta consiente de que sus fuerzas y capacidades tienen un limite y que lo ha alcanzado.

Cuando escuchaba a mi amigo recordaba a su vez las recomendaciones de mi instructor de buceo, me decía «cuando algo sucede que este fuera de nuestro control abajo del agua, solo detente y respira antes de hacer cualquier cosa», este es un principio básico ya que salir apresuradamente del agua puede costarnos la vida, y así mismo nos pasa en nuestras situaciones diarias, cuando los problemas aparecen, y salimos tan pronto como podemos de ellos, nuestra vida esta en riesgo ya que tenemos la posibilidad de dejar inconclusas muchas situaciones y sabemos en nuestro interior que lo pudimos haber hecho mejor aunque no sabemos como y el riesgo es que nos acostumbremos a vivir de esa manera, mentalizados y acostumbrados al fracaso.

La cita de hoy nos habla precisamente de eso, ¡pareciera que mi instructor de buceo estuviera recitando esta cita cuando me daba sus recomendaciones!, cuando las cosas parecieran salir mal, lo único que no hacemos es detenernos y respirar, pero por el contrario, nos aceleramos y nuestra respiración se agita y lo único que quisiéramos es salir de la situación, pero si invitamos a Dios en ese momento y lo hacemos de corazón y permitimos que su Espíritu more en nosotros, nos daremos cuenta que su Poder entra en acción y empieza a enderezar las cosas, a veces nos enviara amigos a que nos aconsejen, a veces hará simplemente un milagro y lo enderezara, pero normalmente nos dará las instrucciones de como salir avantes, pero para ello tenemos que hacer uso del don de dominio propio que ha puesto en nosotros, esto quiere decir que tenemos que dominar el miedo que sentimos, tomar las cosas con calma y reaccionar como Cristo hubiera hecho.

Cristo vino a este mundo no a convencernos de que teníamos que amarle, sino que vino a ser ejemplo de la vida que podríamos tener, nos dejo la garantía que si le declaramos nuestro salvador, todo lo que El hizo lo podemos hacer nosotros, nos enseño que actitudes debemos de tomar ante toda situación difícil y nos dejo a se Espíritu Santo quien es nuestro consolador y el que pone el Poder del Padre en nosotros cuando lo solicitamos y tomamos las cosas con calma.

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