Ayer platicaba con un grupo de personas acerca de que todos quisiéramos alguna vez conocer a alguien que hubiera comprado alguno de los aparatos milagrosos que venden en la televisión que sirven para adelgazar y que pudiera decirnos «he perdido 30 kilos sin esfuerzo», y en ese momento iríamos directo a nuestro televisor con nuestra tarjeta de crédito a comprarlo de inmediato, pero entre tanto y tanto simplemente damos un vistazo de vez en cuando para ver que hay nuevo en estos productos y cambiamos rápidamente de canal.

Así mismo pasa con los que creemos en Cristo, hoy en día hay muchas personas que hablan de Cristo, que nos ofrece una mejor vida, que podemos salir adelante, que es la solución a todos nuestros problemas, pero pocas personas llevan una vida como la que anuncian y pocos pueden respaldar sus palabras con un testimonio del Dios vivo, y le pido que no me mal entienda, obviamente muchos han sido transformados por Cristo, muchos han recibido milagros y su favor de manera constante, pero aun así son golpeados por las situaciones cotidianas, no porque por Dios sea un mentiroso, sino porque no se atreven a conocer y a hacer las cosas que Dios les ofrece para vivir una vida de abundancia en todos los sentidos.

A veces me sorprende ver iglesias llenas de personas que tienen los mismos problemas de hace años, que su oración es limitada a interceder por ellos mismos y en vez de declarar las promesas que están escritas para ellos, siguen pidiendo una y otra vez lo mismo, pareciera sección rayada de un disco de vinillo!.

La cita de hoy no es que me guste, me apasiona, habla del poder y la autoridad que Dios ha puesto en nosotros, de como podemos superar cualquier circunstancia, como podemos aun estar en medio de la crisis económica mundial, o en la alerta sanitaria por el H1N1, o bien crecer en medio de un ambiente desfavorable y no ser afectados, en pocas palabras los que creen en Cristo somos inmunes a todo suceso de este mundo que es gobernado por nuestro enemigo, pero no muchos vivimos esta inmunidad, muchos viven en sufrimiento, como si perseveraran en ser mártires y por ello poder tener acceso al cielo cuando mueran, cuando no es así, hemos sido llamados embajadores del Reino de los Cielos y podemos vivir ese reino aquí mismo y ahora mismo, solo que no se quieren dar cuenta!.

Hay muchos que dicen ser tentados por el diablo, pero se concentran mas en el diablo que en aquel que les libro de su efecto y que nos ha prometido vida eterna empezando hoy y no mañana, aquel que nos prometió tener siempre un trabajo, aquel que nos prometió siempre ir a mas, no solo en lo económico, sino en lo intelectual, sentimental y obviamente en lo espiritual.

Vivimos en medio de una sociedad que ama la mediocridad, la gente ama todo lo que sea masivo porque eso los convierte en parte del promedio y no les exige esfuerzo, no se usted, pero cada vez que escucho a las personas justificarse de porque no han crecido en su fe o de porque no tiene ciertas cosas y se comparan con el resto de las personas, yo recuerdo mucho a mi maestra de 5to grado que insistía en decir «mal de muchos, consuelo de tontos».

Mi incitación de esta mañana, no es una invitación es una exhortación a que salga del promedio a que viva la vida diferente que realmente nos es ofrecida por Cristo, dele ese valor a la sangre que fue derramada en la cruz y goce de sus efectos, para que no solo reciba sino sea bendición a cuantas personas pueda y seamos todos reflejo de Dios en todos los sentidos de nuestras vidas.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *