Hay una gran diferencia entre ser criaturas de Dios e Hijos de Dios, cuando nacemos todos somos criaturas de Dios, todos somos parte de su naturaleza, todos somos parte de lo que creo, por no por ello recibiremos sus beneficios, simplemente existimos, como todo lo demás que nos rodea, y hay quienes piensan que por el hecho de haber nacido basta y que todos llegaremos a la presencia del Padre y seremos tomados como hijos, perdonados por nuestros pecados, etc…
Pero en realidad no es así, Hijos son solo aquellos que hacen un acto de verdadera humildad, quienes reconocen su naturaleza impura y no por haber sido creados impuros, sino por la herencia de pecado de nuestras generaciones previas y por el caminar lleno de pequeños y grandes pecados que hemos llevado en nuestras vidas, el hecho de reconocer que hemos caminado en nuestras fuerzas y que necesitamos empezar de cero y con la cobertura de un Padre en nuestras vidas.
Entiendo que si nunca ha tomado la decisión de tomar a Dios como Padre tal vez le suene extraño, pero la Biblia nos lo explica, tenemos que hacer una confesión, tenemos que declarar con todo nuestro corazón y de labios para que nuestro interior y nuestro exterior escuchen la voluntad de nuestra alma de ser adoptados por Dios, ser parte de su familia, recibir ese nuevo ADN espiritual que nos llena de los verdaderos beneficios de ser hijos y lo mas importante, nos hará herederos junto con el único que es hijo de forma natural.
El ser hijos, no nos hará mejores personas de la noche a la mañana, pero nos dará la garantía de que por habernos «afiliado» a la familia real , estaremos bajo la cobertura de Dios, este nos disciplinara cuando sea necesario, nos apapachara cuando lo sea también, y nos dará la garantía de que cada vez que nos desviemos, nos llamara de todas las maneras posibles para recordarnos quienes somos en El, quienes eramos sin El y lo que un falta que suceda a través de nosotros por su poder.