¿Le ha sucedido que en ocasiones se encuentra en una situación en la que no sabe en para que rumbo seguir?, y no me refiero solo a las situaciones en las que nos encontramos en problemas, sino también a nuestra vida cotidiana, donde en ocasiones no vivimos sino simplemente sobrevivimos ya que no llevamos rumbo hacia ningún lado, ¿le suena familiar?

Muchas veces nos envolvemos en la rutina, en la rutina familiar, en la rutina del trabajo, en la rutina espiritual y sin darnos cuenta estamos viviendo una vida muy distinta a la que hubiésemos querido o a la que vida con la que soñábamos hace años, y no sabemos como llegamos a ese punto ni como poder salir de ahí, de repente pensamos que tenemos que cambiar tantas cosas en nuestra vida para que sea «normal» de nuevo.

Mas no es tan complicado como parece, no podemos ni tenemos que cambiar muchas cosas en nuestra vida para que las cosas tomen rumbo, y se lo voy a tratar de ejemplificar de esta manera:

Imagine que va conduciendo por una carretera que esta llena de señalamientos, acotamientos a los lados, paradas de emergencia, etc, no se si a usted, pero a mi, cuando me siento seguro en la carretera, me da la confianza de pisar el acelerador un poco mas a fondo, pero imagine que después de un par horas, toma un desvío y sin darse cuenta se encuentra en una carretera mas angosta, sin acotamientos, sin ningún señalamientos, sin siquiera saber si esta vía es de un solo sentido o de 2 y sin la posibilidad de hacer paradas de emergencia, y mas frustrante aun, no sabe cuantos kilómetros tiene que recorrer para regresar a la vía anterior o para llegar al siguiente poblado.

Esta misma situación nos sucede en nuestras vidas, hay quienes creen que pueden tener su propia versión de lo que es Dios, de lo que son sus mandamientos, de lo que es bueno y de lo que es malo, en una falsa rebeldía a las religiones, pero después de un tiempo se dan cuenta que se metieron en una religión personal apática y sin fundamentos, se dan cuenta que en realidad estaban tratando de evitar darse cuenta que no son las personas las que los acusaban, sino su propia conciencia, y que si hubieran hecho pequeños cambios a tiempo de acuerdo a los mandamientos de Dios y no de acuerdo a lo que los hombres dicen, se encontrarían en una mejor situación.

Así como cuando estamos en una carretera bien señalizada, con paradas de emergencia, nos inspira confianza para acelerar, así nos pasa cuando le permitimos a Dios dar ese rumbo a nuestras vidas, nos da la confianza de pisar el acelerador un poco mas a fondo para llegar mas pronto, a nuestra nueva meta, la cita de hoy nos lo recuerda, los mandamientos de Dios, nos vivifican, por que nos dan rumbo, nos dicen por donde seguir y nos alientan a pisar el acelerador de nuestras vidas de manera segura y seguros de que llegaremos a la meta.

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