Al hablar sobre temas de fe, siempre habrá problemas, y no por que sea un tema polémico y que cada quien tenga su propio concepto de ello, sino que al sentir nuestra realidad exhibida ante otras personas nos sentimos incómodos, si, todos sabemos en lo profundo de nuestro corazón que nos falta mucho por hacer en términos de nuestra relación con Dios.

Moisés se encontraba en una situación que todos «quisiéramos» estar, a pesar de su origen de esclavo, fue criado como Príncipe, con todas las ventajas y comodidades que ello representaba, mas tenia muy claro una cosa, sabia que no pertenecía a ese lugar, que su naturaleza era otra y que todo aquello por bueno y cómodo que fuera no era mas que efímero, por tanto prefirió pasar de ser el nieto adoptivo del Faraón a ser el, Hijo amado de Dios que liberaría a su pueblo, aunque para esto tenia que pagar el precio.

Nosotros como Moisés tenemos que pagar un precio, y con esto no quiero decirle a ninguno de ustedes que tiene que dejar lo que tiene y dárselo a los pobres y empezar esa vida «humilde» de la que muchos hablan.

Moisés fue criado como Príncipe con un propósito decretado por Dios, tenia que aprender como gobernar a un pueblo, ya que mas delante, otro pueblo le seria entregado para liberarlo y guiarlo a la tierra prometida, mas una vez adquiridas las habilidades de Príncipe, había que quitarle las costumbres de egipcio (o pecado), por tanto Dios trato con el durante 40 años antes de llevarlo a liberar a su pueblo (no se asuste, no todos pasan por un proceso de 40 años!).

Ese es un proceso que todos tenemos que pasar, Dios nos ha dado habilidades, talentos, a otros dones, pero una vez que hayamos aprendido a usarlos, tenemos que pasar por el proceso de Dios en el cual quita nuestras costumbres egipcias, para que podamos poner al servicio de Dios aquello que nos dio.

Mucha gente no se acerca a las iglesias pensando que no los dejaran hacer esto o les prohibirán hacer aquello, eso es religión y es lo que Dios menos quiere, cuando Dios ve un corazón dispuesto, lo trata de manera personal, mas se asegura de que le sea enseñada su palabra ya que ahí están las reglas, no permite que nadie se las imponga sino nos las enseña con amor, el precio parece alto, pero lo mejor es que solo tenemos que querer pagarlo, por que en realidad, Cristo ya lo pago por nosotros y va acompañado de un sin numero de beneficios.

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