Por mi trabajo tengo que viajar constantemente y para ello paso largo tiempo en los aeropuertos de muchas ciudades, los cuales son muy distintos los unos de los otros, pero la tendencia es que cada vez mas están poblados de tiendas, restaurantes y que pueden hacer mas agradable el tiempo de espera entre vuelo y vuelo, pero también son una gran amenaza para aquellos quienes tienen prisa y poco tiempo para cambiar de avión ya que pueden perder su vuelo.

Así como hay aeropuertos con pasillos anchos llenos de tiendas y cosas atractivas, hay caminos en la vida, caminos en los que si caminamos con calma y disfrutamos de todo lo que hay en ellos podemos pasar un muy buen rato, corriendo el riesgo que no lleguemos a tiempo a nuestra meta.

Los caminos de Dios no son ostentosos, ni muy vistosos por fuera, son como lo menciona la cita de hoy estrechos, pero no para incomodarnos, sino para evitar que nos distraigamos y podamos llegar a la meta mas rápido.

Los caminos estrechos de Dios están llenos de satisfacciones que no son vistas por los demás sino en nuestro interior por nosotros, no hacen que los demás admiren lo que somos, sino que anhelen la luz que reflejamos (la de Cristo), es la vía rápida a cualquier petición y anhelo, ¿se había puesto a pensarlo?, ¿tiene prisa por ser bendecido o prefiere seguir «viendo opciones»?

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