En las pasadas semanas he tenido la oportunidad de bucear y al estar bajo el agua y no tener la capacidad de hablar, y estar en silencio, he podido detenerme a observar mas lo que hay a mi alrededor, al estar en las profundidades pude percatarme de cómo muchas especies de plantas y animales han evolucionado, han cambiado sus formas, sus tamaños, sus colores y aun las maneras en las que se mueven y si se observan detenidamente se puede uno percatar porque y para que ha sido cada cambio, la naturaleza evoluciona según las circunstancias y como parte de la creación de Dios, Dios mismo permite este cambio.
El hombre también ha cambiado y también ha evolucionado, hemos pasado de vivir en chozas a vivir en casas y edificios, de transportarnos en carretas a transportarnos en coches y aviones y así sucesivamente, mas también el hombre espera que Dios cambie, y hoy en día pareciera que quisiéramos que lo que Dios en el pasado y en su palabra escribió que le es aberración ya no lo sea, hay personas que aseguran que si las cosas existen es porque Dios las permite, y tal vez lo permita, lo cual no quiere decir que lo apruebe y mucho menos que lo bendiga.
Al reflexionar en ello, me asalto la duda, cual es la diferencia entre el hombre y la naturaleza, por que el hombre no puede cambiar su manera de ser y vivir como la naturaleza lo hace, y en la cita de hoy encontré la respuesta y es fácil:
La naturaleza cambia para sobrevivir, cambia su forma de moverse, aun de cómo se ve con el hecho de sobrevivir, todas las cosas que Dios observa como aberración en su palabra lo hace para protección nuestra y todas ellas llevan a la muerte, por tanto jamás las consentirá, ya que su objetivo como Dios es que tengamos vida y vida en abundancia, para eso ya envío a su Hijo a que muriera por nosotros y que todo lo que tengamos que cambiar o evolucionar, lo hagamos con dirección hacia vivir una vida eterna y no una muerte prematura.