En los pasados días he respondido a una gran cantidad de correos y peticiones, muchas tienen un factor en común, muchas personas creen que pasan situaciones difíciles porque lo merecen a causa de su pecado y que probablemente Dios se ha olvidado de ellos o bien que lo que les pasa es consecuencia de algo «malo «que han hecho, otras personas creen que Dios jamás responderá a las peticiones de su corazón y se conforman con pensar que «por algo Dios hace las cosas».

Antes que nada Dios es un caballero, jamás haría o frenaría algo en su vida sin dejarle saber el porqué o él para que de ello, si lo consultamos en la verdadera intimidad con Él y lo corroboramos en su palabra, nos daremos cuenta que su voz es casi audible y no nos dice lo que queremos, sino lo que necesitamos y da paz a nuestro corazón.

Esta mañana mi invitación es a reconocer que Dios es bueno y quiere bendecirnos, solo que en ocasiones nuestra conciencia nos acusa, hace notar aquello que nosotros sabemos que no está bien, pero no nos lo recuerda para que nos juzguemos a nosotros mismos, sino para que tengamos presente que es lo que tenemos que orar en nuestro siguiente encuentro con el Padre, para que usemos la sangre del Hijo para lavar nuestro pecado y vivamos en plenitud y bendición.

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