Ayer por la mañana reflexionaba sobre las actitudes que tomamos, cuando se trata de las cosas de Dios.
Veía un anuncio de un concierto y veía como ahí por «estar a la moda» o estar «in» todos levantan las manos, pero les da vergüenza hacerlo cuando van a una iglesia o evento religioso, aunque así haya designado Dios que le gusta que le alaben, curioso ¿no?
También el hablar de Dios les da pena a muchos y que temen que los demás piensen que son «religiosos».
La realidad es que Cristo nos dejo una gran comisión (Marcos 16:15-20), que es la de compartir el evangelio a cuanta persona veamos y los hagamos discípulos, no por bien nuestro, ya que por obras no ganamos nada para con Dios, sino para que todos tengan la oportunidad de ser salvos, y disfrutar de las bondades y la vida eterna que les fueron otorgadas en la cruz.
¿Que tan valiente es usted?