Existen muchos mitos sobre la confesión de pecados, ya que muchas personas llegan a pensar que necesitan a alguien que tenga una cierta autoridad espiritual puede llegar a perdonarlos mas no es así.
Dios anhela amarnos y necesita que nos dejemos amar, su palabra nos revela que aun los pecados que no hemos cometido todavía son perdonados y lavados por la sangre de Cristo, esto es una garantía para aquellos que le buscan.
La cita de hoy nos enseña algo de suma importancia, el confesar los pecados los unos a los otros y con esto no se refiere a que sea obligación el hacerlo con alguien que tenga una autoridad espiritual, pero si con alguien en que podamos confiar, que pueda ser nuestro consejero y confidente, pero lo mas importante, que ore con y por nosotros, que nos sirva de desahogo.
Todo pecado crea un sentimiento de angustia y malestar dentro de nosotros, y es necesario de cuando en cuando el liberar este sentimiento y no hay más que declarándolo verbalmente, arrepentirnos de el y el clamar por perdón al Padre quien ya envió a su hijo a sanar nuestra alma.