En muchas ocasiones nos encontramos en situaciones que no nos agradan, nos damos cuenta de que las autoridades que están sobre nosotros no son las mejores o las que quisiéramos, y con esto no me refiero solo a las autoridades del gobierno sino a nuestros jefes en el trabajo, a nuestros padres o cualquier persona que tiene autoridad sobre nosotros.
La Biblia nos enseña que Dios pone sobre nosotros las autoridades que merecemos, esto quiere decir que si alguna de nuestras autoridades no es como quisiéramos o uno de sus defectos nos llegase a molestar, tiene más que ver con la intención de Dios de tratar con nosotros en esa área que con la autoridad con la que tenemos dificultad de sujetarnos.
Hay bendiciones especiales para aquellos quienes se sujetan a sus autoridades, pero mejor aun, hay grande bendiciones para quienes bendicen y honran a sus autoridades, por tanto la siguiente vez que se queje usted del gobierno, de su jefe, o de sus padres (por poner un ejemplo) recapacite en la oportunidad que Dios le está proporcionando para mejorar, para orar, para bendecir a esa autoridad y para recibir bendición en su vida por ello.