En la vida tenemos siempre 2 opciones de como hacer las cosas, ya sea bien o mal, pero para ello tiene que nacer todo primero en nuestra mente, en ella se maquilan nuestras acciones y ante cada acción siempre hay un pensamiento bueno o malo y cuando hablo de malo no tiene que ser de una acción reprobable, pero si de un pensamiento que lleva como fundamento el amor a los demás o simplemente la intención del bien para uno mismo o para los demás.
Es importante tener especial cuidado de nuestros pensamientos ya que son estos los que rigen nuestro diario actuar y son aquellos quienes alimentan nuestro corazón, si no somos capaces de controlarlos, nos podemos ver en severos problemas, es muy sencillo de entender, por ejemplo, si una persona no confía en su pareja y esta todo el tiempo pensando en ello en que en cualquier momento le puede ofender, engañar o fallar, la actitud hacia esa persona va a ser sumamente desagradable y lo que ocasionara es que la otra persona se aleje y simplemente que se canse de la situación y actúe como alguien que no es digno de confiar.
La Biblia nos dice «la Fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve» (heb. 11:1), todo lo que espera se espera primero con la mente, me imagino que tanto usted como yo esperamos cosas buenas para nuestra vida, así mismo tenemos que poner de nuestra fe para las personas en nuestra vida, y si no nos es posible, tenemos a un Padre celestial con quien lo podemos discutir y pedir que cambie nuestros pensamientos y sane nuestro corazón, pero entienda la diferencia, una cosa es pensar mal de alguien y otra cosa es platicarlo en intimidad con Dios, por que si solo lo platicamos con nosotros mismos, solo le damos vuelta al asunto, si lo platicamos con Dios, El puede sanarnos y cambiar nuestra situación.
La cita del día de hoy nos enseña que la misericordia de Dios, la verdad y una vida libre de errores, son el resultado de nuestros buenos pensamientos, este día le invito a reflexionar sobre lo que piensa tanto de usted, para usted, de los demás y para los demás, si ve algo en sus pensamientos que no le agrada, platiquelo con Dios y vera como El pondrá pensamientos de verdad y de bendición en su vida para que sea usted un portador de su gloria.