Ayer tuve una larga platica con una de mis mejores amigas, quien me hizo recordar algo importante, las personas que no reciben el favor de Dios es por 2 razones, es por que no lo piden, o por que no lo saben pedir.Dios le ama a usted y a mi, desea que seamos bendecidos, pero al igual que cualquier otra persona anhela tener una relación intima con nosotros para que pueda dar su corazón para nosotros y abrir las ventanas de los cielos sobre nosotros, imagínelo de esta manera: usted esta en un día de campo con sus hijos para los cuales usted preparo algo de alimento y golosinas, los lleva en porciones para cada uno y un poco de sobra, imagine que hay otra familia en el mismo lugar, y repentinamente los hijos de esa otra familia vienen a pedirle alimento siendo que sus padres traen el propio, no se si despertó en usted la misma sensación extraña; Así mismo sucede con Dios, cuando nosotros nos comportamos como hijos de alguien mas y solo regresamos a El para pedir que cumpla nuestras necesidades del momento y no estamos interesados en tener una comunión con El y comportarnos como sus hijos, no tiene por que responder a nuestra petición, aunque en su infinita misericordia tal ves lo haga, mas nunca como lo hace para con quienes le aman. 
Una vez que esta usted en su papel de hijo, ahora si tiene la oportunidad de pedir al Padre, pero es necesario que pida adecuadamente para que reciba de la misma manera, es decir, pida como hijo para que reciba como hijo, no sea limitado, pida en abundancia y sea especifico en lo que pide, Dios habla en su palabra que el abre los cielos para nosotros para que todo lo bueno de El se derrame en nuestras, vidas, genial no?
La cita de hoy nos habla de que si pedimos a Dios que traiga lluvia, nuestra estación de sequía pasara, mas no se confunda ni se alegre a la primer señal, Dios siempre le hace notar cuando la bendición viene de El, no se quede con la sospecha, el hará llegar relámpagos y truenos que anuncien su lluvia, la cual traerá como resultado hierba verde y fresca en el tiempo adecuado, no al tiempo de la lluvia, sino un poco después.
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