En días pasados termine de leer un libro de que hablaba de que Dios nos tiene tan acostumbrados a la bendición que la dejamos de percibir y dejamos de ser agradecidos con El por aquello que hace de manera diaria en nuestras vidas, mas no deja de ser un milagro excepcional, que por ser una promesa de Dios sobre nuestras vidas no será quitado de ellas.

Dios tiene un plan perfecto para usted y para mi, El sabe que tenemos necesidad de El y se asegurara de darnos todo aquello que necesitamos, que no necesariamente es aquello que pedimos, ¿no es genial?, ¡El no nos da lo que le pedimos sino lo que es mejor para nosotros!, ¡evita hasta donde puede el que nos equivoquemos o que erremos el camino!

Dios entiende nuestra naturaleza, El se aseguro de dejarnos por escrito la manera en que podamos tener acceso a aquello que esperamos, nos da formulas y como decimos en México «nos da el remiendo y el trapito», la cita de hoy nos habla de ello, nos explica como debemos de esperar y recibir la bendición, mas nos deja en claro que incluso pone cántico de alabanza para Dios en nuestras bocas, mas sin embargo, por lo general olvidamos la ultima parte, nos engolosinamos tanto con la bendición que olvidamos de quien viene y quien puede darnos nuevas y mejores bendiciones aun.

Esta mañana, le quiero preguntar: ¿cuantas veces se ha detenido después de recibir del Padre aquello anhelado y se ha puesto no solo a agradecer sino a alabar a su Dios?, si es su costumbre le felicito, estoy seguro que vive en plena abundancia del Espíritu de Dios en su vida, si no lo hace, este es el mejor momento para hacerlo, por que no da alabanza a Dios simplemente por la vida de este día o todo aquello que esta a su alrededor.

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