Ayer platicaba con un gran amigo que esta pasando por una situación grave en su matrimonio pero a la vez en su situación económica y después de meses de afanarse en tratar de solucionar ambas y desesperadamente esperara para que una situación mejorar para que la otra fuera mas fácil de resolver o viceversa, ayer decidió verdaderamente el rendirse y darle la oportunidad a Dios de intervenir en su situación, lo mas interesante es que el primer resultado que obtuvo fue la paz y no la paz de ya no preocuparse por sus problemas, sino la paz de saber que no importaba cuanto se afanara no podría resolver ninguna de las 2 situaciones, pero que Dios si tiene el control y una serie de promesas que le bendecirán a partir del momento que decidió entregar sus cargas.

Al reflexionar en su situación, recordé que no importa el problema, ninguno de los hijos de Dios han sido enviados a ser avergonzados y que nunca nuestros problemas podrán  ser mas grandes que nosotros o podrán abatirnos, tal vez no se solucionen como nosotros lo esperábamos pero siempre, y léalo bien, siempre, Dios nos respalda, sana nuestra herida, nos fortalece y nos pone en una situación mejor que la anterior, ¿quiere un buen ejemplo? Simplemente lea el libro de Job, Dios le probo, pero no tanto en su fe, sino que estaba poniendo a prueba las virtudes y dones como la paciencia, la mansedumbre, el dominio propio entre otros frutos del Espíritu que había puesto en Job, y no tanto para que le ayudaran a pasar por la situación difícil sino para que fuera diligente y sabio en administrar su nueva bendición,  y lo mas importante, que no olvidara de donde y quien provenía.

La cita de hoy nos recuerda que somos hechura de Dios, por tanto tenemos una serie de cualidades santas que fueron puestas en nosotros para que las descubriésemos y usásemos conforme maduramos en fe y están diseñadas para los hijos de Dios (¡ojo! Nótese que hay que ser declarados hijos de Dios no solo criaturas de Dios), todas ellas están ahí para nuestro beneficio y para que hagamos notar de quien somos hijos, un Dios perfecto no tiene hijos a quienes avergonzar por el contrario a El le agrada enaltecer a su creación para que le de honra y gloria.

Por tanto, el devocional de hoy, es para recordarle en este inicio de año, que no importa la situación por la que pase, usted y yo no podemos ser objeto del fracaso, lo seremos si lo permitimos, pero es ahí donde entra en función el músculo espiritual de la fe, el cual se alimenta y ejercita con la palabra donde podemos entender a que tenemos derecho como hijos de Dios y nos da al autoridad para reclamar las bendiciones y el éxito que nos viene por heredad en nuestra estirpe santa.

Usted al igual que yo tiene una serie de metas para este 2009, no sufra en cumplirlas, por el contrario, declare éxito sobre ellas, ya que este año las cumplirá por que las llevar a cabo de la mano del único Rey de Reyes y Señor de Señores.

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