Muchas personas solemos ser muy apasionadas en cuanto a lo que hacemos, en cuanto a lo que nos gusta y a las cosas que necesitamos, creo que todos conocemos a alguien que lleva la camiseta del equipo de futbol local puesta todos los fines de semana y sabe el himno del equipo de memoria, lo cual no tiene absolutamente nada de malo por mientras no le entreguemos el corazón.

 La cita del día de hoy nos habla que de nuestro corazón mana la vida, es decir es la fuente de donde brota el amor, la esperanza y todo aquello que nos mantiene en pie, si entregamos este (el corazón) a alguien o algo corremos el grave peligro de ser desilusionados y ser lastimados, e incluso podríamos perder las ganas de vivir, ¿recuerda aquella desilusión del primer amor en la secundaria?, como dolió cuando entregamos nuestro corazón por primera vez, ¿no?

 El único que no nos puede decepcionar ni defraudar nunca es Dios, las 3 personas que habitan en El son nuestro complemento perfecto, uno nos ama como Padre y cuida de nosotros, el otro es nuestro fiel consejero y perdonador y el tercero pone en nosotros fuerzas mas allá de nuestra imaginación y nos anima a hacer cosas grandes para El.

 Si nunca le ha entregado su corazón a Dios, creo que es un excelente tiempo para hacerlo, solo hágalo en voz alta para que usted también se escuche, dígalo así como: «Padre en este día he decidido guardar mi corazón solo para ti, disfrutar de lo que desde la eternidad me tienes deparado y a ser inmune a lo que este mundo me pueda preparar en adversidad, mi corazón es separado solo para ti desde hoy, por que hace mucho tu me diste el tuyo, en el nombre de Jesús, amen»

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