Hace unos días platicaba con una amiga que vino de visita, tras de ponernos al día de nuestras vidas, ella repetía una y otra vez «todo en esta vida se paga», haciendo referencia a que en ocasiones nos topamos con personas que obran mal y tarde o temprano tienen una final desagradable, esto me llevo a pensar y reflexionar largamente sobre el tema.
Ciertamente existe una justicia divina que viene de Dios y que es la que defiende al justo, pero hay cosas que no tienen que ver tanto con el Dios justiciero del que todos creemos que somos victimas en alguna ocasión sino de la simple verdad de la Biblia, todas nuestras acciones son una semilla que tarde o temprano florecerá en nuestro jardín, y la única manera de evitarlo es a través de la sangre de Cristo y aun así no podremos evitar las consecuencias, aun el Rey David teniendo un corazón agradable a Dios no pudo evitar las consecuencias de su pecado.
Ahora bien, las personas nos solemos engañar a nosotras mismas, ya que pensamos que lo que hacemos no esta mal y que Dios no lo tomara en cuenta, cuando en el fondo de nuestro corazón sabemos perfectamente que estamos en severo peligro.
Este día le invito a reflexionar sobre su vida y cambiar aquellas cosas que sean una semilla que dará una mala cosecha en su futuro, reciba bendiciones.