Dentro de los muchos correos que recibo diariamente, recibí uno de Carlos quien ya me había escrito en una ocasión, pero ahora me contaba que le era difícil el concentrarse en Dios, ya que sus problemas le agobian de gran manera que no podía detenerse a tener fe, y no que no lo quisiera, sino que le es imposible según entiendo…
 
Dios es así, hay veces que tiene que demostrarnos hasta donde llegan nuestros limites humanos y sencillos para de ahí en delante demostrarnos lo grande y poderoso que es El, y como nuestro entendimiento no es lo suficientemente basto para entender y comprender el plan de Dios y su manera de ser para con nosotros, y como un problema que veíamos grande y sin solución de repente parece ridículo delante de Dios.
 
¡Quien mejor conoce nuestros talentos y capacidades es Dios, claro! El fue quien nos dio esos talentos y capacidades!, pero podemos llegar a ser tan orgullosos en ocasiones que nos afanamos al grado de querer encontrar la solución de cualquier situación por nuestra cuenta tanto que nuestra mente (alma) esta tan afanada, que no le da espacio a nuestro espíritu a tener fe, no le da tiempo al resto de nuestro ser a creer y escuchar lo que Dios esta hablando delicadamente a nuestro oído, si ! así como lo lee!, si usted pone la suficiente intención, se relaja, ora, serena su alma, se dará cuenta que hay una voz que le esta dando instrucciones, no me cree? inténtelo!, solo que no espere escuchar las instrucciones especificas que usted quiere oír, sino las que necesita escuchar (note la diferencia entre lo que quiere oír y lo que va a escuchar).
 
La cita de hoy nos habla de ello, por mas que nos afanemos, no creceremos en estatura, ni seremos mas ricos, ni saldremos de deudas, ni tendremos el hijo que tanto anhelamos, ni encontraremos a esa pareja por la que tanto hemos orado, primero tenemos que orar y preguntar al que todo lo hizo por amor a nosotros que es lo que necesita de nosotros para cumplir su voluntad en ese aspecto en especifico y después El hará el milagro de una manera que superara todos nuestros pensamientos.
 
Hoy le invito no solo a creer, esa es la parte fácil, sino a no afanarse, tomese su tiempo, tome un rato a parte, enciérrese un momento en un lugar en donde estén solo usted y Dios, y no ore, solo escuche, relájese, dígale: «Dios, aquí estoy, sabes lo que necesito, pero primero te quiero a ti y después la solución de mi problema» y vera como recibe instrucciones en especifico, Dios le hablara de una manera distinga si lo hace con paz y sin afanarse.

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