Existe una brecha tan grande entre la tolerancia y la paciencia como el Gran Cañón en Estados Unidos ó como la Barranca del Cobre si quiere usted hablar en términos latinos ahora que Donald Trump está de moda.
Muchas personas suelen confundir estos dos términos y los mezclan, pues creo que es más fácil y se escucha menos fe el decir “Dios dame paciencia” que decir “Dios dame tolerancia”, pues el segundo suena como si estuviéramos a punto de claudicar e irnos con todo sobre esa persona que pedimos paciencia ó bien esa situación, lo ha pensado.
Pero en un caso como esos que se trata de resistir y no perder los estribos, el término adecuado a usar es “tolerancia” y no “paciencia”, pues como lo expliqué tiene que ver con el soportar una situación difícil y no con el esperar a que algo suceda.
Piénselo de esta manera, nadie va al hospital a aguantar una enfermedad, si así fuese, las personas que están en los hospitales serían “tolerantes” y no “pacientes”, pues el que es paciente, se separa, se aparta, a esperar a que algo que anhela que pase, suceda, por eso es llamado paciente.
La paciencia es un fruto del Espíritu de Dios depositado en nosotros, que tiene que ver con el hecho de usar esa capacidad de escuchar a Dios que nos da el Espíritu Santo y que nos ayuda a esperar a que se cumpla, pero no solo eso, sino a preparar también el ambiente para que sea propicio para que el cumplimiento de la promesa de Dios se dé.
Es decir, sólo se puede ser paciente acerca de las cosas que se saben que habrán de suceder y no se puede ser paciente acerca de cosas que nos desesperan ó que nos son difíciles de sobrellevar.
Esto es hablando del término cómo tal, pero debemos de tomar en cuenta aquello que hemos venido mencionando en los pasados días, es un fruto que viene en consecuencia de los frutos que le anteceden, es decir, para que podamos ser pacientes, Dios nos debe de haber dado la capacidad de conocer a las personas y a amarlas, no debe de provocar alegría, no solo la presencia de Dios sino su efecto en las personas, de modo que cuando algo adverso nos suceda, podamos descubrir la felicidad del cambio de la persona ó sus modos de manera que podamos disfrutarlo y por último, podemos tener paz de saber que no tendremos que tolerar ciertas cosas, sino de ser siempre Hijos de Dios intachables que guardan la cordura y la postura, sabiendo que todo está en manos de Dios y tienen paz.
Lo nota? sería prácticamente imposible tener paciencia si no tenemos amor, alegría y paz, no lo cree?, al menos no así como Dios nos lo explica y nos lo hace entender, y de la misma manera, no seremos capaces de dominarnos a nosotros mismos, sino tenemos paciencia y no sabemos diferenciar de las cosas que sabemos que habrán de pasar de las que ignoramos, pues la diferencia radica en la voz de Dios y la expresión de su voluntad en medio de nosotros y a nuestros oídos.