En muchas ocasiones las personas realmente ignoran a qué es a lo que van a la presencia de Dios y además de esto tienen la idea de por hablar hacia adentro que eso los conecta con Dios, pero no siempre es de esta manera y si me lo permite, le quiero platicar un poco acerca de esto.
Orar no tiene que ver con hablar hacia adentro e imaginar que Dios nos escucha, así como Dios es santo y apartó su corazón para nosotros, Él espera que nosotros lo hagamos también y esto no quiere decir que si usted ora en el coche camino al trabajo ó por mientras espera afuera del consultorio del médico no sea válido, pero si le puedo decir que si usted resume lo que usted llama “intimidad con Dios” a éste tipo de encuentros, le puedo decir que se está perdiendo de lo mejor que Dios tiene para usted, pero le voy a platicar un poco acerca de lo que pasa en la intimidad con Dios, de manera que usted se anime y decida apartar tiempos con Él.
Primeramente, Dios no es “alguien” que está ahí “para usted”, ciertamente dio su vida por usted y por mi, pero eso no lo hizo para agradarnos, ni complacernos, sino para propiciar el ambiente y las condiciones para que podamos cumplir el propósito para el cual fuimos diseñados y participemos activamente en lo que la Biblia llama “El Reino de Dios”, es decir que pasemos de ser simples “seres humanos” a co-herederos que extienden y mantienen el Reino de Dios.
Para esto, nos es necesario regresar a nuestra condición original, es decir quitarnos todos los afanes de este mundo y la idea de que debemos de tener una medida y una estatura aprobada por otros para ser “parte de” y regresar al simple y original “hechos a la imagen y con la capacidad de expresar la naturaleza de Dios (mejor conocido como semejanza)”, de modo que nos parezcamos a Dios, actuemos como Él y poseamos lo que Él posee.
En otras palabras, entre más estemos en la presencia de Dios, más va Él a desarrollar su personalidad y su identidad en nosotros ó como se dice comúnmente “se nos va a pegar”, es por eso que decidí usar el título de esta reflexión del día de hoy, ya que es algo que en lo cotidiano entendemos bien “dime con quien andas y te diré quien eres”.
El pasaje de Enoc es uno de mis favoritos de la Biblia, es el primero de los 3 seres de la Biblia que no han pasado por la muerte para habitar con Dios, eso quiere decir que Enoc tuvo la capacidad de creer que en la intimidad con Dios iba a obtener su carácter y su personalidad, de modo que los efectos de la eternidad (el no tener que pasar por la muerte) le fueron tan tangibles y reales quedaron asentados en la Biblia para que pudiéramos creer y aspirar a lo mismo.
Lamentablemente la oración de muchas personas está limitada a sobrevivir y a salir rápidamente de los problemas y la adversidad, siendo que Dios nos promete todo lo contrario, nos promete una vida de abundancia y constantes victorias, pero parece que insistimos más en juntarnos con los problemas y la escasez que con Dios.
Es por eso que tenemos que preguntarnos, valdrá la pena el tener tiempo de calidad con Dios?, valdrá la pena el invertir tiempo en encontrarnos con Él?, será que tenemos que dejar de lado la flojera y la pereza para encontrarnos con el mismo Dios en cuya compañía caminaba Enoc? ó preferimos seguir dejándonos acompañar por “dioscito” quien “por algo” hace las cosas y que insiste en tenernos en la rayita del “apenitas” para que no se nos suba y no nos vayamos de lado si nos ayuda demasiado?
Muchas personas dicen saber que Dios está con ellas, pero sabe, eso es un auto-engaño muy simple, por no decir tonto, Dios ciertamente habita en todo lugar según nos confiesa la Biblia, la pregunta es si nosotros estamos con ese Dios que está en todo lugar y que pretende relacionarse con nosotros, note que el pasaje de hoy no dice “Dios estuvo con Enoce”, sino dice “Enoc anduvo en comunión con Dios”, en otras palabras, Dios ya hizo su parte, ahora es nuestro papel el acercarnos a Él, creerle a Él y más que otra cosa, anhelar su voz, su instrucción y su voluntad por sobre todas las cosas, sólo de esa manera viviremos en su constante favor y cubiertos por su increíble gracia.