Para muchos el tener fe, es el aferrarse a algo que quieren y no saben cómo obtener y atribuirlo a Dios por medio de la insistencia y la ilusión de que solo por el hecho de que es “bueno” y creer que quiere cosas buenas para nosotros nos dará lo que esperamos.

Pero la Biblia nos dice que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1), eso quiere no quiere decir que todo lo que espera puede ser tomado como fe, sino más bien habla del cumplimiento de la palabra de Dios, es decir, esperamos que cada promesa de la Biblia se cumpla y que seamos parte de aquello que Dios diseñó y estableció para nuestras vidas y para su Reino.

Para muchas personas, este tipo de aclaraciones les son de desánimo, pues piensan que no recibirán lo que esperan, pues de alguna manera e inconscientemente entienden su propia voluntad y sus deseos como ajenos a la voluntad de Dios, pero tampoco es así.

La Biblia está llena de promesas, que son el fundamento de nuestra fe, es decir, en ellas se basará el Espíritu Santo para llenar nuestros oídos y nuestros corazones de profecías, las cuales no solo nos hablarán de cosas agradables para nosotros, sino confirmarán los propósitos que Dios diseñó para que cumpliéramos y para hacernos parte de su Reino y su plan perfecto.

La profecía es algo que debería de ser parte de nuestra fe “estándar”, es decir, ella debería ser algo que nos aconteciera todo el tiempo y algo que saliera de nuestra boca a su vez, recuerde que Dios se agrada en mostrarnos el futuro, Dios se agrada de darnos promesas en las cuales perseveremos y tengamos consciencia todo el tiempo de las cosas que son imposibles para los hombres, más cotidianas y comunes para Dios.

Es decir, la profecía es la guía por la cual debemos caminar, pues es inspirada por el Espíritu santo y fundamentada ó bien respaldada por la palabra de Dios, de modo que vivamos una vida certera y a prueba de errores, pues es esa la manera en la que Dios espera que vivamos y es justamente por eso que la cita de Hebreos 11:1 comienza diciendo que la fe es la certeza de lo que se espera y no la ilusión de lo que muchos quieren.

Me gusta como el autor describe la profecía como una lámpara, es decir nos muestra claramente el camino y nos dice por donde ir, en qué creer y cómo saber esperar en Dios y en sus promesas, pero no solo eso, sino también nos habla del carácter que Dios espera desarrollar en nosotros para que podamos y sepamos administrar y multiplicar el cumplimiento de dichas promesas, como usted sabe, Dios no hace cosas a medias y si nos ca a dar algo, también nos dará la capacidad de administrarlo, aumentarlo y gestionarlo con sabiduría.

El cumplimiento de la profecía es como un nuevo amanecer constante, Dios espera que tengamos esperanza y que la confianza en Él sea aquello que nos gobierne y aquello que nos distinga de los demás como su pueblo.

Ahora bien es primordial que conozcamos su palabra (la de Dios) para que podamos distinguir entre los anhelos de nuestro corazón, las buenas intenciones de las personas que oran por nosotros ó nos dicen cosas lindas y la voluntad de Dios, pues solo lo que tiene un estricto apego a la palabra de Dios, tendrá cumplimiento y fortalecerá no solo nuestra fe, sino el entorno que nos rodea el cual es directamente impactado por lo que creemos y lo que recibimos.

Ahora bien, se preguntará, cómo habrá de recibir profecía?, muy sencillo, pídala a Dios y confíe no solo en que le hablará y le confirmará lo que le diga, sino que con ello, le integrará a un propósito más grande y más impactante que solo su propio beneficio y comodidad, hará que como todos los hombres y mujeres de la Biblia, deje su manera de vivir, para entrar en una dimensión más grande, más amplia y con un alcance eterno y no solo efímero.

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