Sé que he dicho esto en muchas ocasiones en estas líneas, pero me gusta repetirlo, uno de mis autores favoritos Craig Groeschl lo dijo muy bien dicho “aquel que falla en planear, planea fallar”, y cuando aplicamos esto a los asuntos de fe, es lo más común y le voy a platicar de esto un poco.
Es interesante que hemos sustituido nuestro tiempo de oración (si es que lo tenemos) por un tiempo de pedir y repetir, pedimos repetidamente y me imagino que algunos tienen la idea de que pueden cansar a Dios y éste va a ceder ante su insistencia ó algo así.
El detalle es que nos hemos habituado a orar de tal manera que tenemos la ligera “esperanza” de que Dios haga algo por nosotros lejos de confiar en Él y pedir como la Biblia nos enseña con fe, por tanto, mucho menos tenemos un plan para cuando Dios responda nuestra oración, es decir, tenemos una idea de para qué queremos lo que pedimos, pero no tenemos un plan, ni para disfrutarlo adecuadamente y mucho menos para que Dios sea glorificado por medio de lo que haga en nosotros, se ha puesto a pensarlo?
Lo interesante del asunto es que Dios nos dejó su palabra (toda) con la intención de que lo conociéramos a Él y no para que la abriéramos aleatoriamente y buscaremos respuestas imaginarias a nuestras situaciones ó hiciéramos de ella un oráculo, y esto se lo digo, porque pocas personas se han atrevido a conocer a Dios a saber lo que le agrada y lo que no y a entender cómo es que hace las cosas y todo ello está descrito en su palabra, porque es un libro donde las situaciones, las actitudes y todo se repite en patrones para que nosotros las identifiquemos y nos hagamos íntimos con el Dios al que decimos amar pero no conocemos.
Es asombroso ver como al ir leyendo la palabra Dios se muestra a nosotros y nos deja ver su lado tierno y nos envuelve con su lado celoso, nos hace sentir especiales cuando nos demuestra que no está dispuesto a compartir nuestro corazón con nada ni nadie y nos asombra cuando nos deja ver cómo todas sus cualidades están depositadas en nosotros y solo debemos desatarlas por medio del Espíritu Santo para que podamos actuar a favor de su Reino y podamos vivir una vida gloriosa como hijos de Dios y no como bastardos.
Por tanto al conocer el carácter de Dios sabremos que esperar, podremos planear y sobre todo dejaremos de tener encuentros aislados con Él, no nos asustaremos cuando las cosas parezcan “no ir bien” e identificaremos cada promesa de parte de Dios para poder poner la vista en las metas y no en los procesos, así de sencillo.
Hace unas semanas usé la cita de hoy para una serie llamada “aprendiendo a caminar sobre las aguas” y me quedó pendiente el abordar el tema de hoy enfocándonos a la parte final de la cita, la cual reza “estaban aterrados”, otras versiones de la Biblia relatan que creían que era un fantasma y no sabían qué era lo que se les acercaba, ciertamente a los discípulos les pasó lo que Craig Groeschel dice, les falto planear, pues aunque ellos decidieron tomar la delantera, su único objetivo en este viaje era encontrarse con Yeshúa (Jesús), de modo que deberían estar preparados para encontrarse con Él, no lo cree?, Dios nos ha enseñado que no existen fórmulas para relacionarnos con Él, y que nada de lo que haga será repetitivo, se ha puesto a pensar que ninguno de los milagros que describe la Biblia se repiten?
Dios no quiere que nos acostumbremos a Él, anhela que le busquemos y que nos dejemos sorprender por Él todo el tiempo y que sepamos que siempre habrá algo nuevo de parte de Él para nosotros, pero que hay cosas en su carácter que no cambian, lo que es santo lo seguirá siendo y lo que es pecado de la misma manera, solo debemos de saber planear, que Él siempre cumplirá su palabra y todo lo que nos ha prometido es algo que se cumplirá, por ello lo puso por escrito para que no flaqueemos, pero también para que no nos asustemos como los discípulos, sino que en todo tiempo estemos alertas y expectantes de lo que hará, para que abracemos con confianza sus obras y nos unamos a Él para extender su Reino.