Le ha sucedido que un día se mira al espejo y de repente nota que tiene algunos kilitos que no deben de estar ahí, más no tiene idea de cómo deshacerse de ellos?, la acción lógica inmediata es que se pondría a dieta y que dejaría de comer todas las cosas que le gustan y que asume que le hacen engordar, sin embargo tras unos días de sufrir de hambre, cederá ante la tentación y comerá de nuevo, pensando que de todos modos no iba a bajar tan fácil y que las dietas no siempre son la respuesta, de hecho aprenderá a vivir con la culpa de estar un poco pasado ó pasada de peso, triste, pero cierto, no?
Justo de la misma manera nos sucede con el pecado, solo que en vez de espejo usamos la consciencia, pero el ejercicio es el mismo, tratará de dejar de hacer esas cosas que cree que están mal pero que en realidad le gusta hacer y un día cederá ante la tentación y las hará pensando que de todas maneras Dios lo ó la ama y que las cosas “por algo” pasan y se atreve incluso a vivir sin disfrutar de la bendición de Dios.
Craig Groeschel escribió en su libro Chazown (el cual de paso le recomiendo) una frase que no me ha abandonado en años desde que la leí, pues tiene gran verdad y es parte del pensamiento de Dios, dijo: aquellos que fallan en planear, planean fallar!
En otras palabras, tanto en las dietas como en el cambiar nuestros patrones de comportamiento, si no tenemos un plan, el solo aguantarnos de hacer ó consumir aquello que en realidad disfrutamos y queremos aunque reconozcamos como nocivo y dañino, terminaremos cediendo y viviendo con la culpa de no vivir adecuadamente, y es por ello que tenemos que detenernos hacer un plan con fundamentos y cambiar nuestros malos hábitos por buenas costumbres.
Para dejar esto en claro, un hábito es un patrón de comportamiento no razonado, no consciente, como el rascarse, ó el mentir, mientras que una costumbre, es un acto racional que da identidad a un pueblo, esto es lo que nos dice el diccionario, es por eso que debemos de meditar y actuar en base a fundamentos sólidos como la Palabra de Dios para poder cambiar nuestra manera de actuar, pues son nuestros hábitos los que nos tienen mal.
Ahora bien, Joyce Meyer nos explica en su libro “El campo de batalla de la mente” que las malas acciones preceden a los malos pensamientos, es decir, para cambiar una acción, normalmente debemos de cambiar nuestra manera de pensar primero, y es ahí donde entendemos que cuando solo nos aguantamos de hacer algo que nos gusta, es inútil, pues seguimos pensando de la misma manera, y si no cambiamos nuestra manera de pensar, no cambiaremos nuestra manera de actuar, queremos cambiar hábitos, pero sin una costumbre que los reemplace, será prácticamente imposible hacerlo.
Dios entiende esto y si lo nota, en el orden que lleva la cita de hoy, el dejar de hacer cosas malas ó como lo dice la cita “apartase de la conducta perversa” viene en sexto lugar, pues no es solo el dejar de hacer algo, sino el cambiar la manera de pensar, pecamos individualmente, pero somos fieles como pueblo, es decir practicamos una fe como el pueblo de Dios y no solo como hijos del Diablo, le hace sentido?, es por eso que Dios nos dejó tantas instrucciones como “confiésense sus pecados los unos a los otros”, esto no es para justificar la confesión que practica la Iglesia Católica, sino para fomentar una fe comunitaria, esto tan solo por poner un ejemplo de muchos que pudiera citar.
Dejar de pecar no es solo el dejar de hacer lo “malo” porque desafortunadamente cada uno de nosotros tenemos un concepto muy distinto y personal de lo que es malo, cada quien lo mide de acuerdo a su cultura, su moral y su propia experiencia, pero Dios es uno y este no mide ni ve las cosas por lo malo, sino por lo bueno, es decir, no es importante que no hagamos cosas malas, sino que estas nos evitan de hacer cosas buenas, y esas, no se pueden improvisar, esas no se pueden solo querer, sino se tienen que hacer como Dios las hace, perfectas, piénselo de esta manera, Dios no mandó a Yeshúa (Jesús) a la tierra porque vio que no teníamos remedio y necesitábamos que nos rescataran, la cruz fue planeada antes de la creación del hombre, somos parte de un plan perfecto, con un propósito perfecto y por ello con capacidades perfectas, de manera que podamos vivir una vida llena de costumbres que nos lleven a la santidad y no solo al aguantarnos de hacer cosas que nuestra carne nos demanda.