A veces me impresiona como el pecado pareciera hacernos completamente ajenos a Dios, de pronto, en un instante y sin darnos cuenta, nos vemos tan lejanos a Él que pareciera que nunca fuimos cercanos y que sería imposible que regresaremos a su lado, le ha sucedido?
Con el tiempo y con mi relación con Dios, he aprendido que el pecado no me aleja de Dios, pues no hay manera de alejarnos de Dios, el Salmo 139 nos enseña que Dios es omnipresente, está en todo lugar, y a donde nosotros vayamos, irá el (Josué 1:8), y también la Biblia nos recuerda que Dios es tardo para enojarse y presto para perdonarnos, acaso no perdonó ya todos nuestros pecados e incluso nuestras enfermedades en la cruz?, entonces no hay nada que nos pueda alejar de Él, todo es que volvamos nuestros corazones a Él y Él está ahí para nosotros, no para darnos cosas, sino para llevarnos a cumplir nuestro propósito, tal como lo planeó desde antes de la fundación del mundo.
Entonces?, qué es lo que pasa cuando pecamos?, la respuesta es más sencilla de lo que usted piensa, cuando pecamos, no nos alejamos de Dios, sino nos alejamos de nuestra identidad, de nuestro propósito y de nuestro plan y empezamos a caminar sin rumbo y sin plan y lo que sentimos, es ese vacío y esa incertidumbre de no ir a ninguna parte, y el regresar a nuestra identidad es lo que debemos de hacer cada vez que nos equivocamos y erramos el camino por andar siguiendo los deseos de nuestra carne.
Cómo se hace esto?, también es más sencillo de lo que piensa (ya sé pareciera repetitivo, pero ponga atención y verá que tengo razón), es un asunto de fe, pero no de esa fe donde aprieta los ojos y alguna otra parte de su cuerpo queriendo algo con muchas ganas para que suceda, sino de esa fe donde simplemente cree en lo que está escrito y en el orden que Dios siempre de antemano puso para las cosas importantes.
Como lo hemos visto en los pasados días, Dios nos ha dicho que para que Él pueda sanar nuestra tierra y erradicar el pecado en nosotros, debemos de hacer algunas cosas, no como un ritual, sino como un acto racional de nuestra conducta, empezando por caminar como un pueblo, no podemos tener una fe solo en lo individual, sino que debemos de entender que estamos para orar los unos por los otros, para servirnos los unos a los otros y entregarnos a los unos por los otros, segundo, debemos de entender que portamos el nombre de Dios, todo aquel que es nacido de nuevo, ha cambiado de nombre, así como las esposas cuando se casan y dejan su apellido por portar el nombre de sus maridos, porque ahora viven bajo su cobertura, de esa manera sucede con nosotros somos portadores del nombre de Dios y por ello nos debemos a una conducta santa, pero también al refugio del Todopoderoso, tercero, aprendemos a caminar en humildad y humillados, es decir, bajo autoridad, entendiendo que estamos destinados a grandes y asombrosas cosas que no están solo para que las disfrutemos, sino para que primeramente demos honra y gloria a Dios por medio de ellas y reconozcamos que es por su gracia que las tenemos y no por nuestros propios méritos, cuarto, que no se trata de que pidamos cosas a Dios en oración todo el tiempo, sino que dediquemos tiempo a pasar en intimidad con Dios y de esta manera escuchemos su voz y aquello que tiene para decirnos, que ciertamente es mucho más importante que lo que tengamos nosotros que decirle a Él.
De este modo podemos llegar al pleno entendimiento del siguiente paso camino a vivir una vida que imita a Yeshúa (Jesús) el buscar el rostro de Dios.
La Biblia nos enseña que quien vea a Dios, ciertamente morirá, entonces?, a qué se refiere esto?, obviamente Dios no quiere que muramos, todo lo contrario, Él espera que vivamos abundantemente, por tanto el buscar su rostro, es una de las cosas más increíbles que podemos hacer, ponga atención:
Recuerda que cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen y semejanza? (Génesis 1:26), existe una traducción de la Biblia que nos enseña que Dios nos creó a su imagen y con la capacidad de expresar su naturaleza, es decir que nos hizo con la capacidad de hacer las cosas que Dios hace (Juan 14:12), empezando por amar sin límites y terminando por hacer todo tipo de señales que ayuden al mundo a creer que Yeshúa (Jesús) es el Señor.
Por tanto, cuando buscamos el rostro de Dios, en realidad lo que encontraremos será nuestra identidad a imagen y semejanza de Dios, donde encontraremos que somos capaces de hacer más cosas de las que imaginábamos, pero sobre todo el hecho de que no hay requisitos para realizar estas cosas, sino la gracia de Dios que pone en nosotros las capacidades sobrenaturales.
Por tanto, para detener el pecado en nosotros, debe de haber una disposición a hacer la obra y la voluntad de Dios, recuerde que la gracia no convive con la inmundicia, por tanto, debemos de perseverar en la gracia, para que la inmundicia no llegue ó mejor dicho que no regrese a nosotros.
Atrévase a buscar el rostro de Dios, atrévase a encontrar en usted la capacidad de hacer cosas increíbles que van más allá de su capacidad natural y de su propia identidad terrenal, de modo que su vida cambie, porque ha dejado de solo recibir, para comenzar a dar, como el Padre da y como el Hijo dio, pues lo dio todo.
ES UNA BENDICION EN MI VIDA, LEER CADA DIO ESTAS REFLEXIONES. ADEMAS DE QUE ME ENCANTA QUE ESTEN APEGADAS A LA VIDA DIARIA.