Una de las cosas que más conflicto me causan es el hecho de escuchar a las personas decir “Dios por algo hace las cosas” ó “todas las cosas suceden por algo” y simplemente conformarse con su situación e imaginarse que de alguna manera mística y oculta Dios tiene el control de cosas en las que nunca lo involucramos y que nunca le dimos libertad de actuar.

La verdad es que no sucede así, Dios no hace las cosas “por algo” y tampoco participa en donde específicamente lo hayamos invitado y dado la libertad de hacer las cosas al modo eterno, pues sus resultados son SIEMPRE eternos, ese es su sello, por tanto no hay como que Dios nos quita algo para darnos algo mejor ó algo parecido.

No es mi intención el sonar duro, ni el imponer una doctrina, pero me es importante el que nos demos cuenta que Dios tiene un plan y un propósito para nosotros y no lo llevará a cabo hasta que tengamos una relación racional y consciente con Él.

Por tanto Dios escribió la Biblia, para que tomáramos como ejemplo la oración de los hombres y mujeres que en ella se describen y si lo nota, a todos les habló Dios primero y lo mejor de todo, a todos los llenó de consejo en esa oración, es decir, les habló de lo que más les conviene, les habló de lo que habrían de hacer y de las cosas que les habían de suceder, por tanto fueron exitosos y prósperos en todo lo que hicieron pues obtuvieron sabiduría en medio de su oración.

De manera que si lo pensamos detenidamente, el mucho pedir y el mucho agradecer no nos van a hacer más sabios, ni nos sacarán de nuestra incertidumbre, pero el atender el consejo de Dios, el cual está directamente relacionado con su palabra, ciertamente nos darán un panorama claro del futuro y nos dirán como actuar de acuerdo a la voluntad de Dios y siempre representándole dignamente como sus hijos y sus herederos.

Por lo que tenemos que entender y cuidar el hecho de que si vamos a orar, primeramente estar conscientes de la presencia de Dios y que debemos de guardar una reverencia ante su majestad y segundo, el saber que lo que Él tiene que decirnos es más importante que lo que tengamos que ir a pedir, pues lo que pedimos es efímero y pasajero, mientras lo que Él nos hable será eterno y permanente, y va directamente relacionado con su plan para nuestras vidas.

No quiero quedarme en solamente invitarle esta mañana a escuchar a Dios y a atender su consejo, quiero ir más allá, le quiero retar a no descansar hasta no escuchar su voz, hasta no entender específicamente lo que quiere decirle y atender a su consejo, verá, como sus días se tornarán gloriosos y serán plenos de ahí en delante, pues su consejo le llenará de sabiduría y victorias constantes en vez de la incertidumbre que su oración le da hasta el día de hoy.

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