Es rara la persona que pueda decir que no ama a Dios, de alguna manera todos sentimos esa necesidad, todos sentimos ese miedo de decir que no amamos a Dios, pues nos pudiera dejar fuera de su mano o fuera de su favor, es como si pudiéramos decir que si no lo amamos, no nos bendeciría, cuando en realidad muchas personas no tienen realmente una idea si Dios los bendice ó no, pues viven bajo la cobertura de sus propios actos y siempre pensando que Dios “por algo” hace las cosas y nunca saben qué es lo siguiente que hará, como si Dios disfrutara de actuar en lo secreto y en lo oculto sin hacernos parte de sus planes.
Por el contrario, Dios tiene planes de bien para nosotros (Jeremías 29:11), pero quiere compartírnoslos, de manera que podamos caminar confiados y saber qué esperar de Él y que lo que haga en nosotros sea tan asombroso que no podamos nunca jactarlo que logramos nosotros provocarlo, ni siquiera con nuestra oración, es por eso que es su anhelo el hablarnos de lo que hará todo el tiempo.
Fue precisamente por eso que Dios mismo llenó la Biblia con sus promesas, quien las ha contado dice que son más de 2,000, y sabemos que cada una de ellas aplica para nuestras vidas, en lo particular y en lo específico, el detalle está en que no podemos reclamarlas y no podemos tener acceso a ellas a menos que las conozcamos y cumplamos la condición de cada una de ellas.
Es precisamente para eso que está la palabra de Dios, para cumplirse en nosotros y no para coartarnos la vida, ni ponernos las cosas difíciles, esas cosas son solamente la opinión de quienes nunca han leído la palabra de Dios y están buscando excusas para continuar sin hacerlo.
Yeshúa (Jesús) nos prometió que las mismas cosas y aún mayores que las que hizo Él, haríamos nosotros (Juan 14:12) y esto se refiere obviamente a que los milagros que Él hizo serían hechos por nosotros si es que estamos dispuestos a creer en Él, pero también Yeshúa (Jesús) mismo entró al templo, tomó la palabra de Dios, la leyó y declaró esta palabra se ha cumplido hoy frente a ustedes, donde Él aseguraba que Dios lo envió con un propósito y un plan específico y es su intención que usted y yo podamos hacer exactamente lo mismo, que podamos tomar la palabra constantemente y repetir “esta palabra de ha cumplido hoy”, si no? para qué tomar tantos años (mas de 1,500) en escribir una sola palabra por medio de tantas personas diferentes en tantas épocas diferentes, desde tantos lugares distintos y que todo concordara perfectamente y que todo fuera un solo libro y una sola historia, para demostrar una vez más que Él es Dios y que no hay nada que se pueda interponer entre Él y su plan.
De modo que esa debería de ser nuestra meta, el hacer como Yeshúa (Jesús) hizo y como la cita de hoy lo declara, el aspirar a que cada palabra, cada promesa de la Biblia se cumpla en nosotros y que podamos cosechar los frutos de cada promesa para así poder crecer a la estatura que Dios nos ha demandado que crezcamos, la Biblia hace referencia al Varón perfecto, habla de Yeshúa (Jesús), nos dice (Efesios 4:13) que todos seremos perfeccionados hasta ser como Él.
Sólo imagine la satisfacción que debe de haber en el poder declarar “esta palabra de ha cumplido hoy!” y vivir una vida llena de esas declaraciones!, le invito a esta mañana empezar, busque en su palabra y encuentre las promesas que necesita en su vida, persevere en ellas y deje que Dios las cumpla en usted, verá que su vida se llenará de victorias constantes y de garantías y satisfacciones, pues tendrá la guía de cómo vivir de acuerdo a lo que Dios planeó y no de acuerdo a lo que las circunstancias le van presentando.