Curiosamente a todos nos es conocida la famosa frase de “es más bienaventurado el dar que el recibir”, pero pocos entienden la dimensión de lo que trata esta frase.
Todos hemos pasado por el sentimiento de que algún día tenemos que empezar a dar algo y pensamos varias cosas que luego suelen ser equivocadas, como el hecho de que tenemos que darle algo a Dios quien dicho de paso no necesita de nada pues no solo es el Creador del universo, sino el dueño del oro y de la plata según las escrituras, otra de las cosas que luego solemos hacer es simplemente dar nuestro dinero a los pobres ó bien a alguna causa noble, pero desafortunadamente lo hacemos más con la intención de lavar nuestra consciencia ó bien el tratar de convencer a Dios que haga algo por nosotros y tratamos de “intercambiar” nuestro dar por el recibir que esperamos, pero el dar al que Dios nos invita es mucho más trascendente que eso.
Ha escuchado esa frase de “da a un hombre un pez y comerá un día, enseña a un hombre a pescar y comerá toda su vida”?, bueno aún más extenso y más profundo es el dar del que Dios nos habla, de hecho, fue por eso que envió a Yeshúa (Jesús) a esta tierra, no solo a enseñarnos a pescar, sino a tener una vida como la Biblia la llama “de Reino”, es decir, de gobierno, a su lado y con sus recursos.
Piense esto, normalmente solemos vivir al día, ganamos para nosotros, planeamos para nosotros, pero pocas veces pensamos en lo que dejaremos a las siguientes generaciones y en lo que esas generaciones dejarán a sus siguientes generaciones, siendo que la cultura del Reino nos habla de que no solo dejaremos herencia a nuestros hijos, sino que dejaremos nosotros herencia a nuestros nietos, eso quiere decir que no tenemos que esperar a morir para dejar nuestras propiedades a los que nos sobreviven, sino que tenemos que heredar en vida todo lo bueno en nosotros y asegurar que la siguiente generación sea capaz de heredarlo también a la siguiente generación, quiere decir que en vida no solo entregaremos el fruto de nuestros trabajos, sino que enseñaremos a nuestros herederos a hacerlo también aún en vida nuestra, asombroso no?
Piense esto, normalmente es conocida la historia de que los herederos malgastan lo que sus padres les dejan, y sabe por qué es?, porque nunca fueron parte de la cultura de trabajo, esfuerzo, ahorro y disciplina de sus padres, de modo que solo están esperando recibir para gastar, y es justo eso lo que hacen cuando les toca heredar, pero si desde que empezamos a trabajar, planeamos dar frutos para que no solo nosotros sino hasta 2 generaciones puedan disfrutar de esos frutos, tendremos la consciencia de no solo involucrar en lo que hacemos y e lo que tenemos a las siguientes generaciones, sino que también les enseñaremos a generar sus propios frutos y que los planeen de la misma manera.
Note que no uso el término riquezas ni bienes, sino frutos, porque no hablo solo de cosas materiales, sino que hablo de todo aquello que se puede heredar, educación, cultura, valores, ya que somos responsable de ello, la Biblia nos enseña que somos nosotros quienes dejamos como herencia a nuestros hijos a Dios.
Esto lo digo, porque si hiciéramos las cosas como Dios por medio de su Biblia nos lo enseña, seríamos capaces de educar a nuestros hijos de manera sabia, de modo que ellos realmente tomaran como base nuestra vida para edificar la suya y no tuvieran que empezar de nuevo en todos los sentidos como sucede en la actualidad en la mayoría de los casos.
Por tanto le invito a reflexionar en ello, ya está listo para preparar aquello que habrá de heredar y cómo enseñará a su siguiente generación a heredar a sus generaciones?, si no, no se preocupe, deje que Dios le instruya, le prospere y le llene de sabiduría para que lo haga parte de su vida y viva una verdadera vida de Reino.