Uno de los graves errores de nuestra fe, es que normalmente solemos ver a Dios como nuestro mandadero personal y el que tiene que estar ahí para nosotros no importa la hora, no importa la situación e incluso nos damos el lujo de enojarnos con Él si las cosas que queremos no salen como las pedimos, increíble no?
Como lo hemos venido repitiendo en las pasadas semanas, Dios tiene un plan para nosotros y ese plan suyo tiene que ver con el regresarnos a nuestra identidad que es a su imagen y semejanza (capacidad de expresar su naturaleza), de modo que a menos que pretendamos hacer todo lo que Dios hace, podemos correr el riesgo de equivocarnos en nuestro caminar en la fe.
Es por tal que debemos de entender cada concepto como Dios lo entiende, de modo que podamos aplicarlo y expresarlo adecuadamente, la Biblia esta llena de palabras que mal entendemos y no porque la Biblia sea difícil de entender, sino porque los conceptos los hemos desvirtuado con el tiempo y ahora unas palabras parecieran significar otras cosas que antes no lo hacían, tal es el concepto del que le quiero hablar el día de hoy.
Todos aprendimos que las limosnas son aquello que se recoge en la iglesia y que normalmente solemos poner en la bandeja ó canasta aquello que nos sobra, las monedas que traemos ó bien algún billete, pero por lo general es una decisión que tomamos en ese momento y puede ser incluso que dependa de la mirada del vecino ó de lo que la persona de a lado de.
Pero es en serio que podemos tratar a Dios de esa manera?, en realidad le daremos solo lo que nos sobra y lo que en ese momento sintamos dar?, no hay una manera en la que podamos preparar desde casa algo que en intimidad ofrezcamos a Dios y llevemos como una verdadera ofrenda que sea agradable delante de Dios?
El diccionario nos enseña que una limosna es algo que se da de manera gratuita y desinteresada a una persona que lo necesita, pero no se ha puesto a pensar que nuestro Dios no necesita de nuestras limosnas?, por tanto debemos de tener particular interés y cuidado de lo que llevemos delante del Señor, pues no lo podemos tratar con menosprecio.
La cita de hoy habla de Cornelio quien era un hombre extranjero en el pueblo de Israel, pero preparaba con gran gusto lo que daba a los necesitados, y dice la palabra que era temeroso de Dios, por lo que podemos asumir que diezmaba y ofrendaba en la iglesia según la instrucción de Dios.
Esto le llevó como recompensa que Dios le diera un visión para decirle que se agradaba de su actuar, que su obediencia era agradable y sus limosnas a los necesitados habían alcanzado la atención del Padre.
Después de esto, qué le podría negar Dios a Cornelio?, puede usted pensar en algo que podría no darle?, yo no, pero Cornelio no lo hacía pensando en las cosas que Dios le daría, sino lo hacía sabiendo que su fuente era Dios y que esa fuente nunca se agotaría, mientras él se mantuviera dando con el corazón como lo hacía.
Nuestras finanzas son el área donde más restringimos a Dios, obvio tiene toda la libertad de darnos cuando querramos, pero siempre tendremos un pretexto para no diezmar, siempre tendremos un pretexto para no ofrendar, pero pocos comprueban el increíble detonador que es cuando damos oportunidad a Dios de que entre en esa área de nuestra vida, cumpla con cada promesa que nos hace acerca de nuestra economía y nos favorezca como a Cornelio.
Por favor no pierda su tiempo pensando en qué hace la iglesia con sus diezmos y ofrendas ó si la persona a la que está ayudando va a gastar el dinero que le de en drogas ó alcohol, eso es asunto entre ellos, Dios y la responsabilidad que reciben al recibir lo que usted hace en obediencia a Dios, pero piense el nivel de intimidad que generará con Dios, cuando se atreva a creer cada palabra que la Biblia promete acerca del dinero y sea usted el mejor de los ejemplo para su casa, sus generaciones venideras y la gente que le rodea, créalo, Dios sigue enviando ángeles y sigue dando visiones, ahora más que nunca, porque hoy en día quiere tener esa intimidad con usted y conmigo.