Lo he dicho muchas veces y lo seguiré diciendo siempre, no se puede amar a quien no se conoce, y por tanto es sumamente difícil que alguien que no ha leído la Biblia, pueda amar a Dios, pues si no ha leído acerca de aquel que es objeto de su amor, tiene una relación ficticia con un personaje que es ajeno y diferente al real y por tanto, lo que más puede haber entre ambos es comunicación ineficiente.

Y este no es un mensaje para sermonearle y exhortarle a que lea la Biblia, en serio que no lo es, en realidad mi intención en esta mañana es platicarle desde la Biblia lo asombroso que es Dios y cómo es que Él mismo nos da las claves para conocerlo y enamorarnos de Él.

Al momento de orar, muchas personas deciden por cortos períodos de tiempo (no puedo generalizar, hablo de lo que escucho) dejar de pedir para empezar a dar gracias a Dios, el detalle es que no saben qué es lo que Dios ha hecho, por tal empiezan por las cosas básicas, como la salud, el tener la oportunidad de levantarse de nuevo ese día, el trabajo y qué se yo que tantas cosas que ciertamente son parte de la creación de Dios, pero que en realidad no tienen la intervención de Dios en ellas, porque son parte de su Reino y sus promesas y suceden por la fidelidad de Dios hacia su palabra, pero no en específico porque Dios haya hecho algo a su favor ó al mío.

Muchas personas suelen ir al campo y al encontrarse con la naturaleza, la paz y la tranquilidad que abundan en esos lugares, dicen haber encontrado a Dios, simplemente porque encuentran una armonía que generalmente no es algo que abunde en sus entornos, pero sabe, esto que ven no es Dios, sino más bien es su creación viviendo de acuerdo al diseño de Dios, es algo completamente distinto y obvio es bello porque en el cumplimiento de su propósito, Dios es reflejado en la creación.

Entonces? como vemos a Dios?, donde lo encontramos?, cómo provocamos su favor?

Es aquí donde interviene la palabra de Dios, no es que tengamos que encontrar a Dios en la paz de un buen paisaje, en realidad no hay diferencia, la Biblia nos promete que Dios es omnipresente, por tanto puede estar en el mas tranquilo de los paisajes o en la más transitada de las ciudades, eso no hace diferencia, Dios no es un Dios de ambientes, es un Dios fiel a su palabra, por tanto depende de nosotros encontrar a Dios y solo lo encontraremos donde veamos la congruencia entre su palabra y lo que nos rodea, y es entonces que nos encontraremos y nos entenderemos por primera vez rodeados por Dios y entenderemos verdaderamente su amor hacia nosotros.

Es decir, usted puede ver una película por poner un ejemplo y puede disfrutar de ella porque tiene un buen guión y excelentes actores, pero puede usted darse cuenta que en todo tipo de escenas de la misma película, hay cientos de actitudes, líneas y diálogos que tienen un reflejo en la Biblia, de tal manera que encontrará a Dios de una manera tan clara que se dará cuenta que puede usar producciones de millones y millones de dólares para expresar un pequeño y sencillo (pero trascendental) mensaje que tiene fundamento y reflejo en su palabra, y que le sirve para entender un principio bíblico y que le va a ayudar a vivir en un siguiente nivel, donde no solo dependerá de Dios sino aprenderá a alimentarse de esos momentos de intimidad que Él provoca para con nosotros todo el tiempo y que pretende ser parte de nuestra vida a diario.

La cita de hoy es una que no aplica para todos, pues es una cita para aquellos que verdaderamente quieren conocer a Dios, es decir, para quienes conocen su palabra y están dispuestos a tomar tiempos de tranquilidad a lo largo de su día y noche para encontrarse con el Dios congruente, con el que no cambia y el que inevitablemente pretende bendecirnos si es que se lo permitimos.

No le emociona?, no cree que es increíblemente interesante eso de poder encontrarse con Dios en todo lugar y a toda hora por medio de descubrir el cumplimiento de su palabra en las cosas que nos rodean?, no cambiaría eso por completo su concepto de quien es Dios?

Yo le quiero invitar esta mañana a que tome su Biblia y empiece a leerla, de principio a fin y atrévase a encontrarse de manera cotidiana con su amigo el Dios Creador del Universo, y aquel que decidió morir por cada una de las personas que han decidido tomarle como su Señor y su Salvador.

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