Muchas personas se preguntan en ocasiones si Dios está enojado con ellas, y normalmente esto sucede cuando su conciencia no está del todo de acuerdo con las cosas que están pasando a esa persona, ya que normalmente solemos medir la temperatura de nuestra relación con Dios por medio de las cosas “buenas” ó “malas” que nos pasan y no por lo que sabemos de Dios.
Pero en realidad no existe tal cosa como que Dios se pueda enojar con nosotros o molestar siquiera, ya que eso iría en contra de la Biblia, Dios nos conoció desde antes de crearnos y decidió colgarse en la cruz antes de que pudiéramos siquiera pensar en pecar, es decir, Él siempre supo que fallaríamos y desde siempre ha estado dispuesto a perdonarnos y a bendecirnos.
Lo que si es cierto y la Biblia nos lo enseña es que estamos enemistados con Dios, y esto es a causa del pecado, el pecado nos hace enemigos con Dios, pero ojo, esto no tiene que ver nada con Dios sino con nosotros y con nuestra condición.
Para que lo entendamos mejor, Dios nos ama, tanto que decidió enviar a su Hijo a colgarse de un madero por nosotros, pero nosotros hemos decidido pecar y no cumplir con las reglas básicas para habitar con Él y para disfrutar de sus beneficios.
Y no es que Dios se enoje porque pecamos, sino que Dios no habita y no comulga con el pecado, es decir, donde Dios habita no hay pecado y donde hay pecado no está Dios, por tal Él demanda ese lugar especial en nuestros corazones, porque no convive con el pecado que pueda haber ellos y el pecado que hay en nuestros corazones nos pone en enemistad con Él.
Y fue precisamente que Dios decidió reconciliarnos con Él por medio de Yeshúa (Jesús), de hecho es ahí donde nació la palabra “religión” del término latín “religare” que significa volver a unir o reconciliar, Dios necesitaba que alguien pagara el precio del pecado (muerte) para poder volverse a encontrar con nosotros y poder dejar de estar enemistados.
Ahora nota que tan mal están aquellos que aseguran no ser “religiosos”, sin saberlo están declarando no estar interesados en reconciliarse con Dios, todos necesitamos una religión y esa única religión es Yeshúa (Jesús), ya que es el único que tiene el poder de reconciliarnos con el Padre y usarnos como medio para llevar a otros al Hijo, para que rompa la enemistad (pecado) que hay entre ellos y el Padre.
Que tranquilidad el saber que Dios pensó en todo desde un principio, que afortunados somos de saber que es así, pues cuantos viven y mueren sin saberlo y se pierden de esta maravillosa religión (reconciliación)!!!
Si por alguna razón usted nunca ha sido reconciliado con el Padre por medio de Yeshúa (Jesús), o no está del todo seguro, le invito a que se tome el tiempo de leer un poco acerca de nacer de nuevo, es decir a ser reconciliados con el Padre por medio del Hijo al grado que todo nuestro pasado y nuestro pecado sean perdonados, como si hubiésemos vuelto a nacer.
Cambie su vocabulario y explíquele a todos a su alrededor lo necesario y lo importante que es ser religiosos y como eso es el camino al Padre, dígales con gusto que su religión no tiene que ver con una iglesia o con un grupo de personas, sino con el autor mismo de la fe, aquel que tiene el poder de convertirnos de desconocidos en Hijos y coherederos del Reino de aquel que desde la eternidad está esperando reencontrarse con nosotros y llenarnos de sus beneficios!