Recuerdo perfectamente de que pequeño uno de mis más grandes anhelos era el ser cartero cuando fuera grande, pues veía que cada vez que el cartero que pasaba por mi casa (en ese entonces vivía en Alemania) la gente se ponía muy contenta al recibir su correspondencia, obvio en esa época la gente aún se escribía cartas, no como ahora que solo recibimos publicidad y recibos por pagar por medio del servicio postal.
A lo que voy y la intención de mi comentario, era que en mi inocencia, la ilusión de mi niñez tenían que ver con el ser parte de la vida de alguien más y de como mi labor tenía que ver con el contribuir con algo importante a la vida de las personas.
Hoy, 30 años después las cosas son muy distintas, lejos de ser inocentes y lejos de pretender vivir enfocados a las vidas de las demás personas y la posibilidad de servirles, vivimos enfocados en el “yo» y en como los demás y nuestro entorno son responsables no de hacernos felices, sino de hacernos sentir bien o cuando menos hacernos sentir placer, lo ha pensado?
Me asombra el escuchar cuando las personas se quejan incluso del Facebook y usan frases como “hoy el Facebook está muy aburrido”, como si fuera responsabilidad de las personas con las que tiene amistad el entretenerle por medio de las cosas que ahí publican!, inaudito, no?
Obviamente en la relación con Dios de estas personas sucede de la misma manera, Dios ha dejado de ser objeto de su adoración y se ha convertido en su toma pedidos, objeto de sus quejas y el responsable misterioso y silencioso de que las cosas salgan bien solamente porque “les ama”, siendo que han dejado de tener una relación en absoluto con Él!
Nuestro problema es precisamente ese, perdimos el objetivo, en vez de visualizar nuestra eternidad, solo visualizamos nuestro futuro y cuando hablamos de futuro, solo lo hacemos a corto plazo y cuando y en vez como vernos como parte de algo, vemos como todo y todos los que nos rodean son parte de nosotros y nos frustra que no importa cuando tengamos ni cuantos haya a nuestro alrededor, jamás estaremos satisfechos, ya que estamos actuando en contra de nuestra naturaleza espiritual y a favor de nuestra alma que es la que piensa y la que siente.
Dios nos llama a ser parte de un cuerpo, nos llama piedras vivas con las cuales edifica una iglesia y cuando nos llama tanto cuerpo como iglesia, no se refiere a edificios físicos, sino a grupos de personas que tienen un objetivo en común y ese objetivo tiene que ver con Dios y no con ellos.
Es precisamente por eso que les es tan difícil a las personas el encontrar la felicidad, pues todo el tiempo están dependiendo de que alguien o algo se las proporcione, pero nuestra verdadera felicidad y nuestra verdadera motivación está en el cumplir con el propósito con el cual hemos sido creados que tiene que ver con el ser parte de algo más grande y que no es efímero, que no pasa y que permanece por la eternidad.
Es por eso que Dios nos recuerda que tenemos que ser como niños, para mantener esa inocencia que nos aleja del “yo» y nos mantiene en la firmeza y en la convicción de ser parte y no solo eso, sino parte fundamental de aquello que Dios ha planeado, ya que si no fuera de esa manera, no hubiera dado su vida para que usted y yo fuéramos salvos, no lo ha pensado?
Dios no está dispuesto a perderse de usted, ni de mi, y es por eso que lo planeó todo, se nombró a sí mismo “piedra angular», y luego nos recordó que somos a su imagen y con la capacidad de expresar su naturaleza (semejanza), y nos llamó piedras vivas, para que siendo de la misma naturaleza y con la misma consistencia formáramos parte del mismo Reino.
Por tanto hoy en este día a principios de este año que arranca, le quiero invitar a que medite en ello, piense si realmente es usted una piedra viva que edifica el Reino de Dios, si su vida se dedica a ser parte de algo más grande, o es usted solo víctima de sus emociones y pasa su tiempo viendo como los demás y lo que le rodea le deben de hacer feliz y vive constantemente insatisfecho.