Le tengo que ser honesto, aún me sorprendo cuando conozco personas que verdaderamente creen que el dicho ¨»Ayúdate que yo te ayudaré» es algo que verdaderamente Dios dijo, siendo que quien crea esto, tiende a no reconocer la omnipotencia del Creador y deja de lado un montón de principios bíblicos, solo por su propia desesperación y su no querer dejarle sus asuntos a Dios.
Piense en esto, nos la pasamos «ayudándole» a Dios porque queremos que las cosas se hagan a nuestro modo y luego cuando no vemos claro, tenemos la idea de que vamos a su presencia y le «dejamos» las cosas en sus manos y «confiamos» en que Él las hará y si ni sucede «por algo» Dios no lo hizo, y nos la vivimos con una fe mística que todo el tiempo se conforma con un «por algo» después de haberle impedido a Dios ser Dios.
Y no es ni una ni otra cosa, y me fascina cuando Dios nos enseña como es el asunto al decirnos «estén quietos y conozcan que soy Dios» (Salmos 46:10), nota la diferencia? no dice haz las cosas mientras llego, ni dice déjamelo todo a mi y yo lo hago, Dios quiere hacer equipo, pero quiere que le observemos y entendamos como es que funciona y razona su corazón, de modo que aprendamos de Él para que aprendamos a tener fe de acuerdo a las cosas que hace y como las hace y no como nuestra desesperación lo intuye.
De hecho, esto que le cuento es algo que se repite varias veces en la Biblia, a mi me emociona de sobremanera la segunda venida de Yeshúa (Jesús), ya que hace exactamente lo mismo, la Biblia nos relata que los muertos en Cristo resucitarán y serán puestos en una nube y luego quienes estemos sobre la tierra y hayamos nacido de nuevo de acuerdo a la instrucción de Yeshúa (Jesús), seremos arrebatados y puestos en la misma nube para observar como el Hijo del Hombre desciende y cumple todo lo que esta escrito, lo nota?, es como si nos pusiera en una tribuna a observar que Él es Dios, tal como lo dice el Salmo 46:10!, genial, no?, y por qué habría de ser diferente entonces que ahora?, al contrario, es por eso que Dios espera que le conozcamos para que siempre cumplamos adecuadamente nuestro papel, por eso no aplica eso de «dejar todo en sus manos», ya que tendemos a desentendernos y no a observar lo que Él hace.
David el Rey sabía esto, es por eso que escribió salmos, porque describen el corazón de Dios y resalta los detalles de su relación íntima, y David conocía las dimensiones de Dios y sabía que a pesar de que Dios puede manifestarse en las cosas pequeñas, su majestad es digna de admirarse, por eso las respuestas que él esperaba de Dios siempre eran no solo buenas, sino enormes, que siempre dejaban claro que era Dios quien estaba ahí respaldándole y no la casualidad ni lo que muchos equivocadamente llaman dioscidencias, todo es planeado, provocado y majestuoso como su autor.
Es por eso que David escribió la cita de hoy, él estaba siempre preparado para que una gran respuesta y el enorme favor de Dios aparecieran y era por eso que miraba a los montes, pues así de grandes eran sus respuestas y su fe y su manera de intimidar con Dios le llevaron a que fuera uno de los hombres mas mencionados de la Biblia, él no se conformó con las dioscidencias, ni le anduvo ayudando a Dios, sino que aprendió a estar quieto y se sentaba en el mejor de los lugares para no perder detalle de las cosas que Dios hacía, para luego poder darle gloria por medio de ello.
Se ha puesto a pensar en esto?, cuantas veces hemos dicho «Dios lo pongo en tus manos» y luego nos damos la vuelta, en vez de decir, Padre en ti confío, para luego observar detalladamente cada uno de los perfectos y acertados pasos que Dios dará para ser glorificado por cada cosa que hace y que tienen el sello eterno y no efímero de las cosas pasajeras.
Por tanto, si usted necesita algo de Dios, a lo mejor lo único que le hace falta es sentarse a observar a Dios en vez de andar tratándole de ayudar o de hacer algo que no es necesario como darse la la vuelta a esperar a otro lado, Dios nos quiere en su equipo, pregonando sus maravillas que vemos a detalle día a día en nuestras vidas, a lo mejor solo le falta un monte al cual voltear y entender que tiene una pantalla de incontables pulgadas donde verá el mejor espectáculo de su vida, la majestad del Dios todopoderoso.