En muchas ocasiones nos encontramos en esa situación donde nos damos cuenta que no sabemos mucho de Dios y por tanto nos cuesta trabajo creer y confiar en Él, aun cuando no nos atrevamos a expresarlo abiertamente.
Desafortunadamente todos pasamos por esa etapa donde limitamos nuestra relación y nuestra comunicación con Dios a los momentos donde tenemos necesidad o queremos algo, con esfuerzos tomamos un tiempo para agradecerle y por lo general es más por culpa que por el hecho de sintamos real agradecimiento, le ha sucedido?
Esto no lo hace a usted malo o mala, pero tampoco se puede escudar en el hecho de que a muchos les sucede, ya que ello tampoco nos ayudará para librarnos de pasar una eternidad terrible, por tanto debemos de conocer los principios bíblicos para poder vivir de acuerdo a ellos y poder gozar de sus beneficios y de una vida grandiosa.
Como lo digo constantemente, a Dios no le interesa que entendamos la Biblia, sino que creamos en lo que en ella dice, pues el no entender muchas veces nos orilla a la apatía y a dejar de acercarnos y buscar a Dios proactiva y dinámicamente, justo ayer veía un video de un hombre que vive una fe intensa y dice “el mucho pensar apaga la fe”, pues la mayoría de las cosas de la Biblia no tienen un a explicación lógica de acuerdo a este mundo por tanto todo lo que querramos entender está demás, pero no si nos limitamos a creer para con ello desatar el poder de Dios.
Una vez que superamos la etapa de querer comprender todo lo que tiene que ver con Dios, nos topamos con el cómo habremos de creer, pues estamos acostumbrados a que siempre ha habido intermediarios entre nosotros y Dios y siempre ha habido quien nos de un mal ejemplo con su mal testimonio y un montón de personas que son incongruentes con respecto de sus palabras y perdemos la capacidad de creer si no hasta ver y que nos conste que aquello que nos dicen es comprobable.
Por tanto hemos aprendido a “no creer, sino hasta no ver”, le suena familiar?, e incluso muchas personas aseguran que este tipo de pensamiento es bíblico, lo cual es mentira, el hecho de que venga mencionado en la Biblia, no quiere decir que sea un ejemplo a seguir, habría que conocer el contexto de como esta escrito.
He conocido a muchas personas que demandan a Dios una señal que compruebe su existencia, como si éste tuviera necesidad de “convencernos” de ello, y aun así Dios se da el lujo de hacerlo, pero no lo hace con cualquiera, lo hace con aquellos que están comprometidos a cumplir con su promesa, es decir, con aquellos que responderán a la señal que piden y verdaderamente están dispuestos a cambiar, pero para el resto, no será mas que una pérdida de tiempo.
Ya que Dios no es un Dios de señales, Dios nos ha hecho a los hombres, hombres de señales, es decir, somos nosotros los responsables de desatar el poder de Dios en la tierra, a causa de nuestra fe, es decir, primero creemos y las señales nos siguen a nosotros y no al revés como muchas veces pretendemos.
Por tanto, en qué creeremos? o en qué tendremos fe?, sencillo, todo lo que nos hace falta es conocer a Dios por medio de su palabra, para que no cometamos el error de creer en cosas “buenas» de acuerdo a nuestro entendimiento, sino en la palabra misma y en su cumplimiento (Hebreos 11:1) .
Y será justo entonces que el poder de los cielos se desatará y serán los milagros, los prodigios y las señales los que nos sigan a causa de nuestra fe, tal como pasaba a Pedro que entendía perfectamente el Salmo 23:6 y caminaba por las calles y sanaba a los enfermos con su sombra, y no porque lo quisiera, sino que el poder de Dios iba detrás suyo tal como estaba profetizado y sucedía en todo momento.
Por tanto le pregunto, sigue usted esperando su señal o va caminando apresuradamente delante de ellas.