Hace unos días vi que alguien compartía un video acerca de la paternidad, en el cual se mostraba que nuestros hijos no hacen mas que aquello que les enseñamos a hacer por medio de nuestro ejemplo y nuestro comportamiento, por tanto, nuestro hijos no serán otra cosa que el reflejo de quienes somos nosotros.
Esto es un hecho, todo lo que hacemos y la manera en la que nos comportamos es resultado de la imitación natural que hacemos, imitamos a las personas que nos son de influencia, imitamos a las personas que admiramos e imitamos a aquellos de quienes dependemos y curiosamente tenemos la misma necesidad de ser admirados y de ser posible imitados por otros, nos gusta que los demás vean en nosotros cosas buenas y que decidan adoptarlas, pero cuando no es así, pasamos nuestro tiempo haciendo notar aquellos detalles que adquirieron de alguien mas, usando frases como “eres igualito a tu Padre”, “tienes las mismas mañas que tu Madre”, o qué se yo, lo ha notado?
El detalle es que llegamos a un punto, donde solo estamos tratando de vender nuestra imagen y pareciera que estamos empeñados en hacer a otros creer lo que nosotros quisiéramos que otros vieran en nosotros, siendo que esto es imposible, lo que somos tiene que ver con quienes nos juntamos y a quienes aprendimos a imitar, somos seres influenciables porque así lo planeó Dios.
Piénselo de esta manera, no solo los malos hábitos se “pegan”, los buenos también, eso quiere decir que si nuestros hijos nos ven leer, tendrán curiosidad por hacerlo ellos también, si nuestros hijos ven que tomamos tiempo y lo separamos para orar y tener intimidad con Dios, ellos lo imitarán también, y si nuestros hijos ven que obedecemos a Dios por medio del conocimiento de su palabra, ellos terminarán por hacerlo también, esto quiere decir que si nos ven hacerlo y no solo nos escuchan decirlo, se convertirá en algo natural en ellos y de la misma manera sucede en nosotros, si nos falta establecer costumbres sanas en nuestra vida debemos de acercarnos a aquellos que las tienen, para que nos enseñen como.
Cuando Dios envió a Yeshúa (Jesús) a la tierra, pretendió esto mismo, lo puso ahí a ser ejemplo en medio de personas que tenían un corazón enseñable para que fueran discipulados (el discipulado tiene como propósito la multiplicación) y que estos a su vez hicieran lo mismo, y fue de esa manera que las buenas nuevas llegaron de un hombre a doce discípulos y de ahí a todo el mundo, simplemente por imitación.
Dios es increíble, a lo largo y ancho de toda la Biblia nos pone ejemplos de como hacerlos, uno de mis favoritos es el caso de Enoc, del cual Dios dice “fue un hombre que caminó con Dios”, es decir, no solo decidió amarle e imitarle, sino iba con Dios a donde Dios iba, esto le llevó a imitarle a tal grado que fue capaz de poner su propio hijo por pacto para guardar la vida de los hombres y evitarle el pasar por la muerte, asombroso, no?
Caminar con Dios, wow, eso es muy profundo, eso quiere decir que la voz de Dios es siempre más importante y mas fuerte en nuestro corazón que cualquier otra cosa, eso es vivir siempre y constantemente en lo sobrenatural, eso es estar dispuesto a que nuestro potencial sea siempre explotado y no estar en lo absoluto dispuestos a depender de nuestra emoción.
Le anexo el video que vi, para que note que sencillo es, obvio, lo puede aplicar en lo positivo o en lo negativo, el detalle es aprender como Dios nos lo propone, por medio de la imitación, aquel que camina con Dios y pasa largos tiempos en su presencia, terminará por aprender a ser santo (apartado) como Él es santo, no lo cree?