En cuantas ocasiones hemos escuchado a tantas personas asegurar que según Dios es el año de esto o de lo otro y siempre nos animamos al escuchar a todas estas personas hablar con tanto entusiasmo, más no nos queda del todo claro, o más bien en lo absoluto claro como es eso de tener un año de gobierno, de Reino o de lo que sea en el Señor y justo de eso le quiero platicar en los próximos días y a partir de hoy.
Muchas personas viven bajo el moto de “déjaselo a Dios en sus manos”, el detalle es que el desentenderse de las cosas y el dejárselo a Dios en sus manos son 2 cosas muy distintas, pues el mayor de los problemas que enfrentamos en este tipo de asuntos es que nos entendemos diferentes a Dios y también nos queremos entender ajenos a los asuntos, por tanto en muy pocas ocasiones funciona cuando tratamos de dejarle nuestras responsabilidades a Él, alegando mostrar confianza en un Dios a quien no conocemos.
Todo es cuestión de identidad, si no nos entendemos tal como fuimos creados, difícilmente llegaremos a donde Dios tiene planeado y a donde nosotros esperamos que podamos llegar, y como es eso?, sencillo, siempre debemos de partir de aquello que Dios dijo antes de crearnos “hagamos al hombre a nuestra imagen y que refleje nuestra naturaleza” (Génesis 1:26), por tanto siempre tenemos que entender que somos semejantes a Dios y es nuestro papel reflejar su naturaleza, y es de esa naturaleza que reflejamos de la cual se tratan los escritos de los siguientes días.
Hay muchas personas que van por la vida anhelando cosas y cuando no las reciben o las cosas no salen como las planearon, simplemente le echan la culpa a Dios y suelen decir “Dios por algo hace las cosas” y se atreven a poner su destino en las manos de un Dios místico y lujubre que tiene motivos ocultos que suponen que son “mejores» pero que rara vez llegan a entender y a descubrir, pero es una manera altamente “espiritual» de disfrazar su mediocridad y su falta de conocimiento de Dios.
Qué motivos tendría Dios de hacernos con capacidades semejantes a las de Él para luego ocultarnos sus modos y sus intenciones, todo parecería que pretendiéramos que Dios se hiciera semejante a nosotros y no nosotros semejantes a Él, no lo cree?
Dios es un Dios soberano, es un Dios siempre fiel, la Biblia lo describe como “victorioso» y habla incluso de que ha vencido la muerte y nosotros nos empeñamos en atribuirle a Él nuestros fracasos, no le parece que no hace sentido?
La cita de hoy nos habla de que nuestras batallas no las peleamos nosotros, sino que las pelea Dios, pero también debemos de entender que sus representantes en la tierra somos nosotros, por tanto, en muchas de las ocasiones, seremos nosotros por medio de nuestra fe, la cual activa su poder (el de Dios) quienes seremos los actores de sus victorias y las veremos de cerca y entenderemos sus modos y sus motivos para entender no que nos favorece, sino su señorío y su majestad, sin olvidar el efecto mas destacado de su poder, su eternidad, es Él el autor de lo eterno y lo que nunca deja de ser, por tanto sus victorias son siempre absolutas.
De tal modo que es nuestro trabajo el entendernos semejantes a Dios y con la capacidad de desatar su poder para poder entender que cada cosa que emprendamos tendrá siempre éxito y que ese será nuestro distintivo, ser victoriosos y exitosos como Él lo es y no que parezcamos individuos que mendigan su misericordia y que suponen su intervención y su mejor voluntad dependiendo de lo que les vaya sucediendo.