Alguna vez ha escuchado la famosa frase que reza “hay que hacer las cosas como Dios manda!”?, yo creo que es una de las frases que mas escucho y tiene su fundamento en el hacer las cosas bien, aunque en la mayoría de las ocasiones no tenemos mucha idea de lo que Dios esperaría, pero se refiere a hacer las cosas bien y con excelencia.

El detalle está en que aunque el nombre de Dios es invocado, pocas veces le tomamos en cuenta para saber como es que “manda” que se hagan las cosas y es ahí donde empieza toda una serie de situaciones que nos alejan de Él, de su propósito y de sus efectos en nosotros.

Cuando no nos queda del todo claro de qué es lo que se trata el tener, mantener y sostener una relación con Dios, empezamos a perder la dimensión y la dirección de las cosas, es decir en vez de nosotros aspirar e imitar a Dios, hacemos o más bien pretendemos que Dios se acople a nosotros.

Piense en esto, Dios por más íntimo que pretenda ser con nosotros, nunca nos ha dado la libertad de llamarle “Dioscito”, y sabe por qué es esto?, es simple, no tiene que ver con la confianza, sino con su esencia, Él es sobre todo y él es tan grande que ni el universo mismo lo puede contener, y para que su poder se manifieste en nosotros, tenemos que tener en cuenta esto, de lo contrario, nos quedaremos con una versión pequeña de Él y que no es Él, que a su vez tiene un efecto pequeño en nosotros.

Pensar que Dios cambia es uno de los peores errores que podemos cometer, las personas suelen creer que Dios cambia como los tiempos cambian y que su voluntad se puede acoplar a nuestras circunstancias, pero la palabra dice que Dios es aquel que controla los tiempos y que aún Dios tiene una dimensión de tiempo diferente a la que nosotros conocemos en lo común llamado Kairos, que es aquel tiempo en el que Él se mueve.

Por último, y creo que es la parte que mas me gusta, es que Dios nos habla, y su palabra tiene tanto poder como para transformar, la parte que a nosotros nos corresponde es el creer en la palabra de Dios y viviremos de manera distinta a todos los demás pues el creer es un acto de fe.

Y es justo ahí a donde quiero llegar, muchas personas dicen creer, pero en realidad están esperando la señal que demuestre que aquello que oramos o lo que esperamos sea verdadero, para posteriormente creer, por mas que lo declaren de otra manera, sus actos demuestran todo lo contrario, por tal su fe por feo que se lea es nula.

David nos lo enseñó, Jesús nos lo confirmó y Pedro lo demostró en vivo, Dios no nos envía señales para que creamos, las señales siguen a los que creen (Salmos 23:6, Marcos 16:17, Hechos 5:15), por tanto el orar conforme al Padre nuestro, no puede ser una oración que se adapte a nuestra necesidad, sino una manera de entrar en intimidad con Dios y que no tenga que ver con nuestras circunstancias cotidianas.

Hay quienes dicen “danos el pan nuestro de cada día” y piensan en su necesidad, en otras palabras están buscando señal, otros dicen “hágase tu voluntad” y esperan que la voluntad de Dios sea igual a aquello que pedimos y hay quienes piden perdón y declaran perdonar a los demás y lo hacen como un acto forzado al momento de orar con la intensión de obtener lo que piden, pero las cosas no funcionan así.

El orar conforme al Padre nuestro tiene que ver con el hecho de recibir de Dios lo que tiene para nosotros diariamente y con pan se refiere primero a lo espiritual que trae como consecuencia el pan físico, al orar conforme al Padre nuestro, primero entendemos la voluntad de Dios, luego la ejecutamos y posteriormente Dios nos da todo lo que anhelemos (Salmos 37:4-5) y Dios perdonó nuestro pecado antes de que pidiéramos perdón, al momento de tomar la cruz, por tanto solo tenemos que aceptar ese perdón y entenderlo, para que de esa manera podamos tener la voluntad y capacidad de perdonar a otros.

Si lo nota, las cosas físicas, y aun la salud no están contempladas en la oración del Padre nuestro, ya que el Reino de Dios no es físico, mas la Biblia nos enseña, que la abundancia, el favor y la plenitud nos persiguen en el momento que aprendemos a vivir con fe, creyendo y actuando, pero no es que nosotros sigamos las señales, sino al revés.

De modo que después de 40 devocionales acerca de esta poderosa manera de orar, confío en que tanto usted como yo oremos diferente, sabiendo que la oración nos acerca a Dios y no a las cosas que esperamos, ya que estas dejan de ser el objetivo de nuestra oración y se convierten en la consecuencia de la misma, como ve?

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