Existen muchas personas que dicen tener la capacidad de perdonar, mas no de olvidar, y esto se ha hecho un hábito entre muchos y quiero entender que el hecho de perdonar mas no olvidar tiene que ver con el no estar dispuestos a ser lastimados u ofendidos de nuevo, lo cual suena lógico en nuestra carne, pero es completamente ilógico en el Reino de los Cielos.
Cuando pienso en como Jesús entendía las cosas y pienso además en el hecho de que se hizo hombre para poder mostrarnos desde nuestra propia perspectiva como se hacen las cosas y como aquello que pensamos que no se puede, en realidad si se puede, me quedo asombrado en como perdemos tiempo en estar enfocados a nosotros mismos y a lo que sentimos y no en lo que Dios nos envió a hacer y en cumplir el plan que previamente diseño para nosotros.
Jesús nos hizo una invitación a seguirle y esa invitación contiene 2 condiciones, el negarnos a nosotros mismos y el tomar nuestra cruz.
El negarnos a nosotros mismos, no significa otra cosa que el renunciar al derecho que entendemos tener a ciertas cosas, por ejemplo a una disculpa o a una restitución de ser ese el caso, el perdonar significa pasar por encima de lo que entendemos como justo para nosotros y dejar pasar la ofensa y el momento, de modo que no solo actuemos como si nada hubiera pasado, sino además de esto entendernos como responsables sobre aquel que nos ofendió y hacernos responsables de si vida, interesante, no?
De esa misma manera lo hizo Dios, Él entendió nuestro pecado y además de esto entendió la manera en la que pecamos, por tanto, anticipando nuestro pecado, dio nuestra vida, no esperando una disculpa, y además de esto nos dio salvación para que tengamos la libertad de no pecar de nuevo.
Y no puedo evitar que el concepto de libertad me haga ruido, ya que al perdonar regalamos libertad, declaramos ya no tener nada contra alguien y lo liberamos, es por eso que el no olvida no tiene sentido, ya que al no olvidar, nunca libertamos a esa persona de nuestro sentimiento.
El Padre nuestro declara a quienes nos ofenden como deudores, pues nos han robado nuestra seguridad, nuestra tranquilidad y nuestra paz, pero es justo cuando llevamos este vacío y esta necesidad delante de Dios cuando no solo es restituido por Dios aquello que nos fue quitado, sino además nos da lo suficiente como para además dar a otros por medio del perdón y estos dejan de ser nuestros deudores, ya no podemos tener nada en contra de ellos.
Negarnos a nosotros mismos, significa que no podemos estar predispuestos a que nos ofendan de nuevo, sino que si lo vuelven a hacer, tendremos que perdonar de nuevo y volver a actuar como antes de la ofensa, el negarnos a nosotros mismos significa quitar de nosotros mismos nuestra vista y concentrarla en nuestro ofensor y entender el porqué lo hace y qué es lo que provoca que lo haga, para que lejos de recibir la ofensa, podamos ayudarle a dejar de hacerlo.
Perdonar significa terminar con un ciclo o con una era, cuando pensamos en que alguien se disculpe con nosotros, solo pensamos en que las cosas regresen a ser como antes, pero cuando perdonamos y lo hacemos al modo que Dios lo hace, nada regresa a ser como antes era, sino mas buen nos acerca a como eran las cosas cuando fuimos creados, las cosas regresan al estado original, donde el poder, el amor y el dominio propio es aquello que gobierna en nosotros y nos hace semejantes a Jesús.
Por tanto si Jesús nos perdonó aun antes de pecar y nos da la libertad de acercarnos a Él no importando cual sea nuestro pecado, por qué no habríamos de hacerlo nosotros siendo hechos a su imagen y semejanza para imitarle y vivir una vida gloriosa como Él la promete?
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Marcos 8:34).