Es interesante entender como en ocasiones el lenguaje nos puede hacer creer ciertas cosas que no están escritas, pero que aparentan si estarlo, nuestra mente es rápida para deducir y asumimos que estamos leyendo ciertas cosas y tomamos decisiones basados en lo que entendemos.
La cita de hoy es una de esas frases que le menciono, he observado con gran interés como muchas personas cambian la expresión de su rostro haciéndose entender que han pecado y que necesitan perdón y mentalmente hacen un compromiso dentro de si de estar dispuestas a perdonar si su pecado es perdonado también, y aunque esto es válido, le aseguro que no es la intención de la cita, esto va mucho más allá.
En el Reino de los Cielos nada es estático, por el contrario, todo es dinámico, el perdonar es parte de esa dinámica, es decir, el perdonar no es solo una intención, sino es el principio de la acción y la acción no se refiere a solo ir a perdonar a otros, sino a que ese perdón tenga efectos tangibles.
Tenemos que comenzar por el hecho de que vivimos en un mundo espiritual, el cual tiene efectos espirituales, cada vez que pecamos, comprometemos nuestra vida, ya que la Biblia nos promete que el precio del pecado es la muerte, por tanto estamos en constante peligro, y cada vez que somos perdonados, el efecto de la muerte misma es quitado de nosotros, y así sucede cuando alguien actúa contra nosotros, es decir, cada vez que alguien nos ofende o hace algo que nos afecta, ponemos sobre esa persona una carga la cual podemos quitar y perdonar de la misma manera que lo hace Dios con nosotros al quitar nuestros pecados.
Cada vez que perdonamos a alguien estamos intercediendo por ese alguien para que su vida sea perdonada, al no tener nosotros nada contra esa persona, Dios tampoco lo tiene de modo que al perdonar a alguien, realmente estamos invocando la gracia de Dios para esa persona.
Muchas personas toman el perdonar como un pasar por alto la ofensa de alguien, pero esa, es una acción pasiva, la acción comienza al interceder por esa persona y asegurar que no solo nosotros, sino que Dios mismo, perdone esa ofensa.
El segundo paso es olvidar, muchas personas suelen decir “yo perdono, pero no olvido”, la Biblia nos enseña que Dios no solo perdona nuestro pecado cuando lo llevamos delante de Él, sino que lo olvida y envía el recuerdo de nuestro pecado a un lugar fuera de su vista de modo que no lo recuerde y no lo use contra nosotros, y nosotros al ser imitadores de Dios como nos lo indica, tenemos esa misma capacidad, la capacidad de olvidar y actuar para con esa persona como si nunca nos hubiera ofendido.
Perdonar a una persona es liberarla de todo yugo, de todo mal pensamiento, de toda carga, es ir además de eso tener la mejor de las actitudes para con ella, es decir, no es solo perdonarla y luego no verla para no sentir algo malo, es perdonarla y restaurar nuestra relación con ella al grado que se note nuestra buena voluntad.
Es ahí donde citas como Juan 15:13 cobran vida, la cita nos dice que no hay mayor amor que dar la vida por un amigo, cuando perdonamos a alguien estamos dispuestos a hacer de ese alguien un amigo y morir a nuestro derecho de estar y sentirnos ofendidos y a ese sentimiento de exigir venganza, el morir a nuestra voluntad y anteponder la Dios, el dar perdón a alguien es el morir nosotros mismos para dar vida a una relación en una dimensión superior a lo que hemos vivido y poder expresar esa similitud a Jesús de la que tanto habla la Biblia.
Al orar conforme al Padre nuestro, declaramos de continuo el estar dispuestos a perdonar, creo que tenemos que hacer un alto y pensar si verdaderamente estamos dispuestos a dar la vida por cada persona que nos ofende, no lo cree?
Bella reflexión hermano Dios te bendice y te guarda.
Rene mil gracias, mil por esa reflexiones tan edificantes