Después de aprender a orar, aprender a pedir es una de las cosas mas importantes que debemos de hacer, y no tanto para que recibamos, sino para que no nos frustremos y podamos caminar por la vida con la certeza de que tenemos un Dios vivo, que habla, que responde y que está ahí por nosotros, en otras palabras, para que podamos creer sin dudar y así encaminarnos para cumplir nuestro propósito.

La Biblia nos enseña que no recibimos porque no sabemos pedir, y también nos dice que normalmente pedimos cosas que satisfacen nuestros deleites terrenales, lo cual nos aleja del propósito de Dios y sabe, esto puede llegar a ser malinterpretado y le voy a explicar porque.

No es que no podamos pedir nada para nosotros, al contrario, podemos y debemos, pero a su vez, debemos de aprender a pedir cosas que nos hagan funcionar, que nos hagan crecer, cosas que nos lleven a un siguiente nivel y que nos alejen de estancarnos en la rutina.

La rutina es una de las cosas más peligrosas que nos pueden pasar, ya que limita nuestro entendimiento y limita nuestro alcance y potencial, tanto personal como en Dios, y curiosamente, eso es lo que las personas mas piden, el regresar a la rutina.

Si usted analiza su oración, se percatará que normalmente está llena de cosas que le regresan a la famosa y malentendida “paz”, que en realidad no es otra cosa que la tranquilidad, es decir, normalmente pide que todo siga igual que como estaba antes, para no batallar y entender que “estamos bien con Dios”, cuando en realidad lo que no queremos es preocuparnos por Dios y no queremos esforzarnos por algo nuevo.

Cuando pienso en esto, no puedo evitar recordar el famoso dicho de “hay que tener cuidado de lo que pedimos a Dios, ya que nos lo puede conceder”, y me refiero a que Dios nos va a tratar de acuerdo a nuestro entendimiento, y nos lo dejó claro cuando envió maná del cielo para los israelitas.

Obviamente el maná era un buen alimento y era altamente nutritivo, tenía todo lo que los israelitas pudieran necesitar, solo que era un alimento limitado, para un pueblo limitado, con un entendimiento limitado, que quiere decir esto?, era un alimento para un pueblo que venía de la esclavitud y aún tenía problemas para salir de su entendimiento de esclavos y necesitaba rutina para poder sobrevivir.

Dios estaba preparando al pueblo para ser conquistadores y entrar en la dimensión en la que Él había preparado para ellos, una dimensión de cambio constante y de crecimiento constante, pero tenía que asegurar que los israelitas estuvieran preparados para ello, necesitaba hacerles notar la diferencia entre el maná rutinario y los frutos gigantes que había en la tierra prometida, esto es fácil de entender, pues los mismos israelitas se asustaron cuando supieron de lo que habrían de comer en su nueva morada.

Es por eso que a veces caemos en la rutina y nuestra relación con Dios se vuelve repetitiva, cíclica, pues no queremos salir de nuestra mentalidad de esclavitud, de esa mentalidad que no hace mas que poner los ojos y quejarse de lo que no tiene y de lo que no le es dado, y que a su vez no quiere evolucionar a una actitud de conquistador y que no se da la oportunidad de hacer las cosas al modo de Dios.

Todos hemos escuchado y repetido en alguna ocasión la cita del libro de Lamentaciones 3:22-23 que reza “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”, pero pocos la entienden, ya que sólo limitan su alcance a entender que el puro hecho de despertar de nuevo es parte de la misericordia de Dios, y lo es, pero la cita tiene un alcance mucho mas vasto que esto.

El limitarnos a entender que la misericordia de Dios tiene solo que ver con despertar cada mañana y que todo esté “bien” es demasiado pequeño, es tan simple como el maná diario, llega a un punto donde dejamos siquiera de entenderlo y agradecerlo, Dios habla de cosas nuevas y nuevo es sinónimo de lo diferente en este caso, Dios anhela que perseveremos siempre en algo diferente que nos lleve a una nueva dimensión de modo que nunca perdamos nuestra capacidad de asombro y que siempre estemos alertas en nuestra relación con un Dios que siempre cambia, que siempre evoluciona y que siempre crece y nos pone el ejemplo para que hagamos tal como Él.

Por tanto, si usted se pregunta, como orar y pedir adecuadamente y qué es lo que debe de pedir, solo aléjese de la rutina, aléjese del maná, deje de pensar como esclavo y piense como conquistador, piense en lo nuevo de cada día, dése cuenta que cada cosa que Dios le dé es eterna, por tanto, no tiene porqué pedirla de nuevo, a lo mejor es esa la razón por la que no recibe cosas, porque piensa y pide lo efímero y no lo eterno, no lo ha pensado?, piense que cada día Dios nos perdona nuestros pecados, pero que lástima sería el pensar que Dios nos perdonara cada día los mismos pecados, eso sería aún peor que el maná y nos pondría en una categoría de necios.

La cita de hoy nos habla sobre pedir el pan nuestro de cada día y usted es quien decide que es lo que espera que Dios ponga delante de usted, un repetitivo y nutritivo maná que le evita morir, o un banquete de conquistador con mentalidad de Reino.

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Un comentario

  1. ORLEANS

    ANTES DE LEER ESTE DEVOCIONAL LE PEDI A DIOS QUE ME DIERA PALABRA NUEVA, FRESCA PARA MI, QUE ME IMPACTARA, Y ASI HA SIDO. ESTOY A PUNTO DE TOMAR UNA DECISIÓN IMPORTANTE EN MI VIDA Y TIENE QUE VER CON SALIR DE LA RUTINA PARA PODER CUMPLIR MI PROPÓSITO (SALVAR ALMAS PARA EL SEÑOR). DIOS TE CONTINUE BENDICIENDO HNO. RENE