“Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo” que fuerte declaración!, y que tremendo que solemos pensar que Dios quiere que nos vaya bien y que las cosas materiales nos lleguen o nos abunden, realmente no tenemos mucha idea de lo que decimos cuando usamos esta frase.
Si lo pensamos detenidamente, es una de las frases mas fuertes o con mayor impacto de toda la Biblia, pues es la frase que declara que estamos dispuestos a dejar de lado nuestra voluntad y aun nuestros anhelos si fuese necesario para que la voluntad de Dios, la cual “conocemos” y consideramos mas importante que la nuestra, se cumpla.
Ayer me por todas partes me repetían la cita de Gálatas 3:28 y tuve que tomar un largo rato para reflexionar y entender de que se trataba, esta cita dice “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”, y hace referencia precisamente a lo que le comento, cuando la voluntad de Dios es igual en el Cielo que en la tierra, ya no hay diferencia entre nosotros, ya no hay clases sociales, ni rangos, ya no hay géneros siquiera, todo es hecho y regresado a su estado original, tal como fue creado, puro y de acuerdo a la voluntad de Dios, lo mas importante, el famoso y terrible “Yo” desaparece, ya que pierde importancia ante la voluntad de Dios.
Ve por qué son tan insistente con que el Padre nuestro es una oración tan poderosa que no tiene nada que ver con el pedir algo?, donde no hay un “Yo”, no hay nada que pedir, así de sencillo, pues al no existir el “Yo”, no hay individualismo, no hay egoísmo, no hay celos, no hay necesidad, ya que todo es pleno por aquel que hace su voluntad en el Cielo como en la tierra, que interesante, no?
Por tanto, cada vez que pensemos que al orar el Padre nuestro y pensemos en que el pedir que la voluntad de Dios se haga en la tierra como en el Cielo, y a su vez pensemos que eso es igual a que Dios nos conceda lo que pedimos, no estamos haciendo otra cosa que perder nuestro tiempo, ya que estamos dejando de funcionar y de entender las cosas como Dios lo hace.
Decir “hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo”, es como encender nuestro botón de “encendido” y empezar a funcionar primeramente en nuestro oído espiritual, segundo entendiendo que cada persona a nuestro alrededor es equivalente a “nuestro prójimo” y que no tenemos solo la obligación sino la capacidad de amarlo como a nosotros mismos (es justo ahí donde el “Yo” desaparece) y que nada de lo que hagamos lo hacemos con intención propia, sino con el propósito del Reino.
Que interesante entender que Pablo el Apóstol después de haber sido uno de los principales sabios de los Judíos y después de haber tenido una posición de autoridad y poder, entendió esto y dejó su lugar de autoridad y se dedicó a servir a sus semejantes, y logró ver en cada uno de ellos a un prójimo, de manera que puedo escribir a los Gálatas lo que entendía, cuando la voluntad de Dios se cumple, el yo desaparece y todos dejamos de ser diferentes, para regresar al estado natural, a ser verdaderamente hechos a imagen y semejanza de Dios, increíble, no?
Hay tantas cosas que vienen a mi cabeza que me abruma el hecho de pensar en ello, cuantos apegos, cuantos afanes, cuantos pensamientos tienen que dejar de ser en nosotros para que podamos llegar a ese punto, o bien lo podemos hacer justo al revés, podemos pedir a Dios que haga su voluntad y darle autoridad sobre nosotros, al grado que su voluntad por así decirlo nos atropelle y arrase con nosotros de modo que las cosas simplemente sean y no tengamos que esforzarnos, tal como Él lo planeó.
Que emocionante es pensar que Jesús nos enseño el Padre nuestro pensando en la cruz, es decir, dijo “hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo”, en otras palabras dijo, “haz que el precio del pecado que es la muerte sea pagado, para que no haya mas condenación, para que todo sea eterno y nada sea efímero, para que todo sea trascendente y nada tenga efecto limitado, para que todo sea como tu dices y para que nada sea como yo opino, aun si esto me cuesta la vida”, y sabe, mejor aún, que emocionante pensar que el sacrificio que Jesús hizo, nos dio la capacidad de decidirlo y hacerlo, si tan solo lo anhelamos.
Piense en ello, reflexiónelo, realmente quiere que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra como en el Cielo?, está usted preparado?