Aprender a orar conforme al Padre nuestro es un verdadero ejercicio de fe, ya que no se trata de una oración mágica que lo resuelve todo ó algo que repetimos que puede agradar a Dios, sino es un ejercicio de consciencia, en el que nos conectamos racionalmente con un Dios que no vemos, pero que está ahí para ejercer su poder en nosotros.
El versículo 10 del capítulo 6 del evangelio de Mateo es uno de los versículos mas mal interpretados que existen, ya que muchas personas toman el hecho de que Dios traiga su Reino a la tierra y el que se haga su voluntad como equivalencia a resolver aquello que se intenta pedir, pero tenemos que entender que no podemos hacer ambas cosas, no podemos orar y pedir al mismo tiempo, ya que terminaremos solo pidiendo y nos olvidaremos del importante hecho de tener intimidad con Dios.
Orar tiene que ver con el tener intimidad con Dios, con el tener una conversación con Él, y con el escuchar su voz, pues cuando escuchamos su voz, es cuando descubrimos su plan y sus propósitos para nosotros, y es justo ahí donde tenemos la oportunidad de convertirnos en verdaderos hijos de Dios y funcionar como tales.
Piense en esto, normalmente solemos orar a Dios cuando tenemos miedo, cuando necesitamos protección o cuando tenemos gran necesidad, pero la palabra nos enseña que Dios no funciona de esa manera, por el contrario, en 2 Timoteo 1:7 nos dice «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio», es decir, Dios nos ha proporcionado una receta de algo que ya está puesto en nosotros desde la eternidad para que hagamos uso de ello y le representemos en la tierra, aun cuando pensemos que las situaciones nos son adversas.
Vea como ambas citas tienen relación la una con la otra, la cita del Padre nuestro nos dice «venga tu Reino», mientras que la cita de Timoteo nos enseña que podemos tener dominio propio, es decir, podemos gobernar cualquier situación, aun las que vienen de adentro de nosotros.
Tener dominio propio, es el aprender a gobernarnos, pero esto no significa que nos aguantemos, las cosas, no, para nada, por el contrario, significa que nuestra alma, que es la que contiene nuestros sentimientos y nuestros pensamientos debe de sujetarse a nuestro espíritu, es decir, debemos de lograr que aquello que escuchamos y leemos de Dios sea mas importante y mas fuerte que lo que sentimos y pensamos, en otras palabras, debemos dejar que la verdad gobierne sobre la realidad.
Nuestra realidad es aquello que provocamos día a día y que puede modificarse según decidamos vivir, pero la verdad es algo que no cambia y que siempre es, y la verdad viene de Dios, la palabra de Dios es verdad y es por encima de todo lo que podamos provocar.
Lo mejor del asunto, es que para cada realidad que tengamos, ya sea buena o mala, hay una verdad de parte de Dios que puede enriquecerla, es por ello que el Padre nuestro nos habla de atraer su Reino, ya que su Reino es establecido por medio de la verdad, y eso significa para nosotros que podemos vivir una vida llena de su poder al establecer las verdades bíblicas en nuestra vida que gobiernen nuestras situaciones y entonces si vivir como se vive ahí donde habita Dios, y reflejarlo a nuestros semejantes.
Es por eso que es tan importante conocer la Biblia, ya que quien no conoce la Biblia, no conoce a Dios, es es el medio que Dios nos dio para conocerle, y es la herramienta que podemos utilizar para hacer «venir su Reino» y establecerlo.
Orar el Padre nuestro es el entender todo lo que hay detrás de unas cuantas frases que Jesús dijo, de hecho las dijo basado en la misma Biblia, entendiendo que que para conocerle y buscar su favor haríamos uso de las mismas herramientas que el hizo.