Es interesante que todo el tiempo jugamos un juego de apariencias con las personas que nos rodean, es decir, todo el tiempo pretendemos que los demás tengan una imagen de nosotros que nosotros mismos planeamos, aún cuando esta imagen se aleje de la realidad de quien en verdad somos.

Estoy seguro que muchos de los que leen estas líneas ahora mismo estarán diciendo que esto que digo no aplica para ellos, pero siendo honestos, nos es prácticamente imposible el no tener esta actitud, pues nuestra sociedad y aún los medios nos han orillado a vivir bajo la constante observación de los demás y bajo el escrutinio de quienes consideramos importantes para nosotros.

Esto que le cuento, nos ha llevado a inventar varias versiones de nosotros mismos, las cuales se parecen mucho entre ellas y las sacamos a relucir según sea necesario, alguna vez se ha puesto a pensar que cuando va a una entrevista de trabajo, saca lo mejor de usted?, muy probablemente nada de lo que diga y muestre es mentira, pero en realidad no todo el tiempo es usted tan agradable, simpático y dispuesto como el día de la entrevista, todo porque queremos causar una buena impresión.

Lo que le comento no es algo que sea malo, es algo que simplemente es natural en nosotros, ya que vivimos sujetos a las reglas y a los usos y costumbres de este mundo, el cual esta sujeto a lo que se ve, contrario a aquello que sucede en el mundo del cual venimos, que tiene una connotación y un propósito muy diferente.

Éxodo 3:14 es una de las citas mas emocionantes de la Biblia, pues es donde Dios se muestra tal cual es, y revela su naturaleza, dice: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”, en otras palabras, Dios le dejó claro a Moisés que Él no necesita aparentar nada, ya que simplemente es.

Para poder entender mejor el hecho de que Dios es y no aparenta, tenemos que entender que cada vez que nos encontremos en presencia de Dios, sin importar el asunto o la circunstancia, Él por medio de su “ser” tiene un efecto en nosotros y el que Él sea nos transforma por esa misma causa.

Es por eso mismo que no podemos ir a la presencia de Dios y regresar iguales, siempre que hemos estado con Él, el efecto de su personalidad tiene que habernos marcado y cambiado, eso es 100% inevitable, si no, hemos vivido una simple fantasía o hemos sido víctimas de una jugarreta de nuestra mente o nuestro anhelo de sentir algo “bonito”, pero no hemos estado en presencia de Dios.

Piénselo de esta manera, cada vez que Moisés hablaba con Dios, algo pasaba y no solo con Moisés, sino en Egipto y en casa del Faraón, el efecto de la cualidad  de Dios de “ser” se permeaba a todo su alrededor y en su entorno.

Es por eso que Dios le dijo a Moisés “Yo soy el que soy” (YHVH), para que siempre que pensara en Dios, no pensara en una persona sino en una acción, es decir, cada vez que Moisés pensara en Dios, tendría que pensar en su efecto y como este lo llevaría al siguiente paso y cada vez mas lejos, ya que esa es la característica con Dios, Él nunca es igual y nunca se detiene, nunca repite, se renueva constantemente, pues no puede evitar el ser.

Lo mas interesante del asunto, es que Dios nos creó a su imagen y semejanza, por tanto, está en nosotros el ser cambiados y transformados por Él cada vez que vamos a su presencia y el poder dejar el efecto de quien es Él y de quien somos nosotros en todo lugar y funcionar de acuerdo a nuestra naturaleza.

En otras palabras, podemos orar un Padre nuestro con la intención de que Dios haga algo, o podemos ir a su presencia y entrar en la dinámica de Dios, reconociendo que Él es el cambio y por medio de nuestra oración no solo provocar el cambio sino dejarnos transformar y transformar nuestro ambiente por el efecto de la persona de Dios, que le parece?

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