En muchas ocasiones tenemos la idea de que tenemos que llenar toda una serie de requisitos para ser agradables a Dios o para obtener su favor, y olvidamos que Él lo hizo todo primero y lo hizo por nosotros, es tan sencillo como entender que por eso es nuestro Padre.

A veces aquí en la tierra queremos entender que las cosas son por casualidad, y queremos darle esa misma tonalidad a las cosas de Dios, de hecho hasta nos atrevemos a decir que Dios “por algo” hace las cosas, como si eso dependiera del humor de Dios o de sus ganas esporádicas de ser bueno, siendo que dejamos de lado el hecho de que Dios planeó nuestras vidas aún antes de crear la tierra y que todo lo que pasa está bajo su control y es parte de un plan perfecto.

Así es, somos parte de un plan, mas no de una manipulación, es decir, Dios planeó nuestras vidas y tiene todo preparado para que vivamos de manera gloriosa, pero nos da la libertad de decidir si es que queremos seguir ese plan y si queremos vivir de esa manera.

De hecho, la cruz de Jesús fue planeada antes de la creación de la tierra, pues Dios sabía que tomaríamos unas cuantas decisiones equivocadas y que habríamos de necesitar una solución radical y eterna para poder cumplir su plan, de modo que no podemos mas que sentirnos sumamente amados y plenos en el amor de nuestro Padre.

Y es en medida que decidamos creer esto (y no porque yo se lo digo, sino porque la Biblia lo explica) que empezaremos a entendernos como hijos de Dios y a vivir bajo ese entendimiento de modo que podamos ahora si de manera verdadera y efectiva sentirnos propiedad de Dios y sentirlo a Él propiedad nuestra y podamos decir de manera intencional “Padre nuestro”, ya que todo lo que sigue en la famosa oración que Jesús nos enseño es el cumplimiento de ese plan que está ahí para nosotros desde el principio de los tiempos.

No puedo dejar de quedarme boquiabierto cada vez que leo, escucho o recuerdo la famosa cita de Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, se lee fácil pero no es tan fácil de entender, ese “de tal manera”, tiene implicaciones muy profundas y sumamente trascendentes, en el momento que decidamos entender que ese sacrificio del que habla la cita fue por cada uno de nosotros en lo particular y lo aceptemos como eje de nuestras vidas, podremos empezar a entendernos como objeto de su amor y podremos empezar a decir verdaderamente “Padre nuestro”, pues es cuando habremos entendido que nuestra relación con Él va mas allá de solo pedir cuando estamos en necesidad y de dar gracias cuando nuestra consciencia así nos lo demanda.

Hace unos días enseñaba a un grupo de personas acerca del Padre nuestro y me asombraba al momento de hablar, de entender como esa misma oración y ese mismo entendimiento de ser hijos y de ser propiedad del Padre fue el que movió el corazón cientos de veces a lo largo de la Biblia y fueron aquellos quienes entendieron esto quienes aseguraron que sus nombres quedaran inscritos en la Biblia como ejemplo, ya que sus vidas fueron transformadas al hacerse objeto de los planes de Dios y someter su propia voluntad a ellos, al entender que el plan maestro del Padre era mejor que cualquier plan que respondiera a sus circunstancias únicas y particulares.

El día de hoy termino de hablar sobre la esencia de entender el “Padre nuestro” para poder entender al Padre desde cada uno de sus nombres y de cada una de sus personalidades, pero le pido, tome un tiempo y por favor entienda que no importa cuantos años y cuantas cosas hayan pasado, todas y cada una de esas cosas y cada uno de esos años están cubiertos por el plan maestro del Padre que lo dio todo por medio de su hijo para poder hacerlo a usted suyo y hacerse de usted, por amor.

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