De alguna manera extraña se crearon 2 líneas de mitos acerca de Dios, una, es aquella que nos hace creer que Dios es un ser castigador y rencoroso y la otra que es un Padre que pasa todo por alto porque “nos ama”.

La verdad dista mucho de estos 2 conceptos, ya que Dios ciertamente habla sobre ser un Dios celoso, ya que no está dispuesto a compartirnos con nadie, pero en definitiva no es un Dios visceral ni reactivo, al contrario, la Biblia nos aclara el punto de que es un Dios tardo para la ira y lleno de misericordia, por tanto es un Dios paciente, pero eso si, no un Dios tonto, ni mucho menos un Dios que pase por alto ninguno de nuestros actos, para cada cosa tiene una condición que nos beneficia y si la cumplimos, seremos los mas beneficiados y los mas contentos al tener una relación con Él.

Muchas personas creen que pueden engañar a Dios, ya que como no reciben aquello que merecieran a causa de su pecado, y pareciera que se pueden salir con la suya mientras “nadie los ve” y encima de esto pueden fingir ser “espirituales” o aparentar que tienen una buena relación con Dios y aún ante quienes ellos consideran una autoridad espiritual actuar como si nada y ser bien recibidos, aunque en realidad, sólo se engañan a sí mismos, solo pierden el tiempo y desperdician oportunidades preciosas de recibir aquello que la Biblia promete a quienes tienen un corazón para Dios.

Durante años he luchado y me he esforzado para animar a que las personas lean la Biblia, pues es ahí y solo ahí que descubren quien es Dios y a veces no me termina de quedar claro el porqué de su resistencia, sé que muchas personas creen que se encontrarán a sí mismas y eso les da miedo, pero la Biblia no habla de nosotros, habla de Dios, y si, probablemente nos topemos con quienes debemos de ser, pero no para avergonzarnos, sino para que podamos tener un parámetro de hacia donde crecer.

La Biblia no nos va a prohibir el salir a la calle, no nos va a prohibir el tomar alcohol (de hecho no lo prohibe), ni tampoco el salir a fiestas y divertirnos, y contrario a lo que muchos creen, la Biblia no habla de que pasemos mucho tiempo en la iglesia siendo “buenos”, la verdad cuesta mas trabajo creer todas esas cosas que vienen de no se donde, que simplemente tomar una Biblia y leerla, pero tenemos que empezar por querer empezar a familiarizarnos con ella.

Cuando abrimos la Biblia, lo primero que sucede es que empezamos a conocer a Dios, y nos empezamos a familiarizar con sus motivos y su modo de hacer las cosas, de modo que en poco tiempo aprendemos a apreciarlo y a darnos cuenta que realmente tiene buenos planes y buenos pensamientos para con nosotros, y se va haciendo alguien deseable.

Una de las cosas que mas me impactaron cuando empecé a conocer a Dios por medio de su palabra fue el entender la santidad, el como Dios es santo, es decir, como Dios tiene un corazón apartado para nosotros y como espera que podamos convertirnos en sus hijos y hacer como Él hace, es decir, como nos pone la muestra de como hacerlo mejor que lo que imaginan los hombres y con un efecto eterno.

Cuando empezamos a conocer la santidad, nos empezamos a dar cuenta que no tiene nada que ver con el famoso “ser buenos”, sino es una actitud y una manera de vivir, y esta se recibe por medio del entendimiento no del porqué de las cosas sino el para qué en el Reino de Dios de manera que cada cosa que Dios hace en nosotros y demanda de nosotros tiene un propósito específico que al final de cuentas nos beneficia grandemente.

Esa es la parte que algunos han tergiversado, es decir, si hay reglas, y si hay cosas que hay que cambiar, pero no son un requisito para recibir bendiciones, es la parte de dejar de ser cualquiera y convertirnos en hijos, el someternos a las reglas de la casa (el Reino) y aceptar la disciplina de Dios, la cual no está para decirnos que estamos mal, sino para mostrarnos un mejor y mas fácil modo de hacer las cosas

La carta a los Hebreos aclara esto diciendo: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” (eHb 12:6).

Muchos huyen a la disciplina por juicio propio, pero sabe, el juicio de Dios normalmente es suave, por eso lo llama disciplina, porque es con amor y es para que lo adoptemos y lo llevemos siempre en nosotros, de manera que lejos de aparecer golpeados y sometidos, reflejemos el rostro de Dios en nosotros y lograr que otros quieran entrar en ese orden y en esa disciplina.

Cualquiera que pretenda decir “Padre Nuestro”, tiene que entenderse como hijo y cualquiera que se entienda como hijo, tiene que entender el principio de la disciplina de Dios, de lo contrario, estará perdiendo su tiempo y estará repitiendo frases que no llegan a ningún lado y definitivamente no al corazón de Dios.

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