Orar es algo que todas las personas dicen hacer, pero al mismo tiempo se cuestionan el hecho de si lo hacen adecuadamente y luego viene la incógnita de qué es lo que pasa con esa oración y de qué es lo que tenemos que hacer nosotros para asegurar que esa oración sea respondida.

Esto que le cuento no es algo que le corresponda a nuestra generación, es algo que el hombre se ha cuestionado desde siempre, y que es tan antiguo como la salida del hombre del Edén.

Lo interesante del asunto es que es el mismo hombre quien tiende a complicar las cosas cuando Dios la puso muy simples, ya que más que el hombre es Dios quien está interesado en tener una buena y una clara comunicación con el hombre y que éste cumpla con su propósito y sea su embajador y su representante en la tierra.

Muchos hemos leído, escuchado y seguramente repetido el Padre Nuestro en mas de una ocasión y todos sabemos que es la famosa oración que Jesús nos enseño y de ahí se derivan una serie interminable de discusiones que en realidad no llevan a ningún lado, ya que el discutir nos detiene y no nos acerca, porque hay quienes opinan que es importante repetir el Padre Nuestro tal como nos lo enseñaron, otros dicen que es un esquema de oración y una guía para todo lo que hagamos y así sucesivamente, pero creo y con esto hablo por mi y por muchos que conozco, que en pocas veces nos hemos detenido a pensar y entender que es lo que dice la tan famosa y tan repetida oración del Padre Nuestro.

Amo el hecho de que Dios deje las cosas claras, lo importante siempre queda resaltado, lo importante siempre está en el lugar primordial, para que no nos confundamos y que no tengamos espacio de pensar cosas que no son, por tanto la oración empieza con un fuerte, claro y rotundo “Padre nuestro que estás en los cielos”.

Que importante pensar que cuando oramos, es mas importante a quien oramos que el motivo de nuestra oración, lo ha pensado?, a veces pareciera que nos estorba el preámbulo de lo que estamos haciendo y diciendo porque nos urge llegar al famoso “danos el pan nuestro de cada día” y que podamos ahí depositar nuestra necesidad, como si el Padre Nuestro fuera una letra de cambio por aquello que nos atrevemos a poner enfrente de Dios.

A veces me quedo atónito al pensar en la famosa escena donde Dios se revela a sí mismo ante Moisés y le dice “Yo soy el que soy” y mas aún que describe su nombre como impronunciable “YHVH”, es decir, antes de pensar en que vamos a orar, tenemos que pensar en a quien vamos a orar, ya que es el mismo Dios quien se describe como habitante del cielo, lugar donde llegaremos no cuando muramos (ya que la Biblia no dice eso), sino cuando las escrituras se cumplan y Cristo haya venido de nuevo.

Cuando trato de imaginarlo, pienso en el comienzo de mi oración como estar frente a una grande y enorme puerta, que está llena de detalles y que el solo observarla, me muestra todo lo que hay detrás de ella, pero que el observarla es tan delicioso como pasar por ella, así pienso en Dios, obviamente Él puede darme todo lo que yo pida, así lo declara su palabra y así me lo ha demostrado en miles de ocasiones, pero el estar en Él y el pasar tiempo con Él pensando en quien y qué es Él, es a veces mucho mejor que aquello que es motivo de nuestra oración, pero perdemos la dimensión de las cosas.

Piense en esto, a veces dejamos a Dios en segundo término, es decir, vamos y le oramos, pero en orden de importancia, lo que pedimos tiene prioridad… Esto es algo que deberíamos de reflexionar por un momento, no lo cree?

Cuando entendí esto, aprendí a orar, no correctamente, sino como Dios lo imaginó, a veces no alcanzo a pasar del “Padre nuestro que estás en los cielos”, ya que es tan basto pensar en Dios y en su magnitud, que no alcanzo a llegar ni a la segunda frase, puedo pasar horas contemplando a Dios y disfrutándole al grado que aún mis problemas y mis necesidades parecen perder importancia, o bien al contemplar a Dios y verme reflejado en Él, me doy cuenta que mi problema no es problema siquiera, o entiendo que no es algo que tengo que llevar delante de Él, sino que previamente me dio la solución y que solo tengo que aplicarla.

No podemos dejar de ver que Dios espera ser todo para nosotros, espera ser lo mas grande, espera ser nuestro Señor a quien obedezcamos y amemos a la vez y nuestro salvador de quien dependamos para absolutamente todo, por tanto debemos de entender como parte fundamental de nuestra oración la primer parte, la que habla de aquel a quien nos dirigimos en intimidad.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Responder a mauricio guzman Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

6 Comentarios

  1. mauricio guzman

    Rene: Muy buena aportacion la del Padre Nuestro. Te extrañamos en dias pasados y es bueno tenerte nuevamente y seguir recibiendo tus devocionales. Saludos y bendiciones

  2. leti

    Me encantó esta reflexión, es verdad que tenemos ansia de llegar a la parte de «danos tu pan de cada día». En ocasiones es fácil reflexionar sobre YHVH, pero otras veces es muy difícil -cuando perdemos práctica-.

  3. carlos lara

    mi duda es, si no ire inmediatamente al cielo cuando mera, en donde esta mi abuela que fue una sierva de Dios, y murio hace 12 años?

  4. ORLEANS

    ME GUSTA ALABAR A DIOS, TRATO DE HACER LO A DIARIO, Y CUANDO TENGO PROBLEMAS MAS LO HAGO, SIN PEDIRLE NADA,SOLO LE DIGO QUE DESCANSO EN EL. DIOS HABITA EN MEDIO DE LA ALABANZA. DEJEMOS DE SER PEDIGUEÑOS Y ALABEMOS SU PRESENCIA, SU MAJESTAD, SU PODER, SU MISERICORDIA, SU GRANDEZA, SU AMOR, HAY TANTAS RAZONES PARA ALABARLO….. BENDITO SEA SU NOMBRE….

  5. ORLEANS

    HERMANO RENE, Y QUE HAY DE ESOS TESTIMONIOS DE PERSONAS QUE HAN SIDO LLEVADAS AL CIELO Y AL INFIERNO Y QUE DICEN QUE HAN VISTO A PERSONAS CONOCIDAS QUEMANDOSE EN EL INFIERNO…….. LO QUE USTED DICE ME SUENA MUY RAZONABLE, PERO QUE HAY DE ESOS TESTIMONIOS……..