Hace semanas que medito en esto, las personas insisten en hacerse ajenas y lejanas a Dios cuando Dios planeó exactamente lo contrario.

Es sumamente interesante que las personas no tienen una verdadera intención de tener una relación con Dios, en realidad quieren tener una relación con sus beneficios, ya que de hecho miden sus relaciones con Dios por medio de lo que reciben de Él (aunque en realidad no les consta que venga de Él lo que piden y reciben) y de la tranquilidad que haya en su vida cotidiana.

Si partiésemos del principio de que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, no deberíamos de  depender de su favor ni su milagro para operar adecuadamente, por el contrario, lo primero que debería preocuparon es regresar al estado original al que fuimos creados para de ahí empezar a vivir una vida como a imagen y semejanza de Dios.

Piénselo de esta manera, para que depender de Dios si somos parecidos o similares a Él?, y cuando digo para que depender de Él me refiero a que en realidad su intención es poner poder en nuestras manos para que seamos nosotros quienes operemos por medio de su Espíritu y no usarle a Él como nuestro sirviente de lujo quien solo espera que le invoquemos cuando tengamos necesidad o antojo de algo, no lo cree?

Entendámoslo de esta manera, Dios prometió a Abraham un hijo, pero fue Abraham quien tuvo que depositar la semilla de vida en Sara su mujer, y le tomó 10 años el creerlo y el querer llevarlo a cabo, ya que Dios nunca le limitó en el tiempo, de la misma manera fue José al que llamaban el soñador quien cumplió el sueño que Dios le dio, ya que desde el momento que Dios le dio el sueño lo que este contenía estaba garantizado.

Se que habrá muchos quienes se escudarán ante el argumento de los “tiempos de Dios”, pero quien no está listo, no provoca los tiempos de Dios, es decir, Abraham bien pudo haber creído al instante y tener un hijo, tal como José pudo haber orado y entendido que su lugar era en Egipto y partido hacia allá, pero esa es la maravillosa libertad que Dios nos da, de tener la capacidad de decidir que es lo que habremos de hacer y de ser según lo que decidamos creer y lo que decidamos hacer basados en lo que creemos.

El término “hechos a su imagen y semejanza” es un término que me fascina, ya que revela nuestro potencial, revela nuestro alcance y revela nuestra naturaleza, es decir, cuando entendemos que es nuestra realidad el que fuimos hechos de esa manera y todo lo que tenemos que hacer es recuperar nuestro espíritu por medio de una simple oración, y que inmediatamente después de eso estamos capacitados para operar de acuerdo a las reglas y normas del Reino de los Cielos y dejar de operar de acuerdo a las cadenas de la tierra, es cuando entendemos que todo aquello que llamamos religión y todos los mitos de quien es Dios se convierten en pequeños.

Por tanto, sólo necesitamos cambiar nuestra mentalidad para poder escuchar la voz de Dios, nuestro espíritu nos capacita para ello y en el momento que quitemos las lagañas de nuestro entendimiento, su voz fluirá como si siempre lo hubiéramos escuchado, ya que para eso fuimos creados, para escuchar y obedecer.

Ojo!, espero que haya usted leído bien, tenemos la capacidad de escuchar la voz de Dios para obedecerla, si usted espera escuchar su voz para no obedecerla, que sentido tiene que la escuche?, si usted está aferrado a que Dios le hable acerca de usted, que sentido tiene que lo haga?, siendo que los secretos del universo están a su alcance para que los escuche, los entienda y los use para cumplir con su propósito.

Por tanto es nuestra responsabilidad perseverar en el Espíritu de Dios, para que podamos escuchar la voz de Dios y nos acostumbremos a ella y que por medio de ella operemos como quienes han sido hechos a imagen y semejanza de Dios, y no como niños inmaduros con la tarjeta de crédito de Papa, no lo cree?

Es por eso que hoy le quiero invitar a que tome un minuto a que reflexione en esto, piense que usted fue hecho para ser un representante de Dios en la tierra y esto no quiere decir que se la tiene usted que pasar en la iglesia, sino que tiene que ver y entender las cosas de Dios como Dios lo hace y usted fue creado con esa capacidad, pero no es hasta que usted decida operar y funcionar como tal que la voz de Dios y sus beneficios fluirán en usted, todo es cuestión de decidir  regresar al estado original y vivir tal y como fue planeado para nosotros.

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