Es interesante como todos los días de nuestra vida intentamos desesperadamente conocer mas de Dios y lejos de entender como son las cosas en el lugar donde Dios habita, tratamos de hacer que Dios se amolde a las cosas que conocemos y entendemos, mas fascinante aún es el tratar de entender a Dios desde nuestro propio concepto del bien y del mal, siendo que quien los definió fue Él, mas siempre hemos creído que le podemos enseñar algo a ese poderoso Creador del Universo.

Durante siglos, el hombre ha tratado de establecer los parámetros de su relación con Dios, al grado que llegó a vender indulgencias a otros hombres asegurándoles un lugar en el cielo y siempre ha tenido la necesidad de controlar el comportamiento de otros, no para hacerlos “santos”, sino para justificar su propia manera de vivir, es mas fácil controlar a un millar de personas y decirles cómo actuar que ser honestos con nosotros mismos y pararnos frente al espejo de Jesús y de nuestra propia consciencia.

Por tanto hemos aprendido a ponerle medidas a todo y a cuantificarlo, es decir, todo para que sea bueno, tiene que ser mucho, y esto ha llegado al extremo de que hay quienes creen que quienes hablan de Dios pasan incontables horas de rodillas “orando”, o que han sido alejados del mundo y viven en una dimensión rara y paralela y que regresan solo a enseñar, que se yo, a veces me sorprendo de la capacidad de inventar cosas de algunos.

La verdad es que podemos inventar todo lo que querramos, y podemos medir todo lo demás, pero solo conociendo la palabra de Dios y entendiendo las cosas como Él las entiende, es que podremos no alcanzar un lugar en el cielo, sino vivir una vida gloriosa que refleje nuestra eternidad, ya que no hay tal cosa como ir al cielo, la Biblia no lo describe como tal, antes de que podamos ir a habitar ese lugar que Jesús está preparando, tienen que suceder muchas cosas aquí en la tierra y luego, iremos todos juntos, es decir, no es que muramos y vayamos al cielo ó al infierno (en mi entendimiento el infierno es a su vez un lugar que aún esta deshabitado), sino que todos esperamos la segunda venida de Jesús, para que la palabra se cumpla y seamos parte de su plan.

Entre tanto y tanto, estamos maravillosamente confinados a esta tierra, y es nuestra responsabilidad el cumplir nuestro propósito en ella, que curiosamente es el mismo para todos, y que conforme lo hagamos, viviremos una vida distinta a los demás, por promesa de Dios.

El hombre ha inventado un montón de tonterías en la tierra, y todas ellas le alejan de Dios, una de ellas ha sido su “derecho” de decidir, por tanto ha cambiado las formas de gobiernos y ha “evolucionado” según él a la “democracia” que considera que es la manera mas justa de vivir, siendo que nunca se ha preocupado por entender que es lo que Dios opina al respecto y esto es solo un ejemplo de las muchas cosas que alejan al hombre de Dios.

Y no crea que juzgo a quienes vivimos bajo un esquema democrático de gobierno, pero entiendo que según la Biblia misma todos tenemos las autoridades que merecemos, según nosotros votamos porque tenemos ese “derecho” y cada día escucho mas y mas personas quejarse de ser timadas en cada comicio electoral, interesante no?

Cada vez que escucho a las personas hablar de sus “derechos”, no puedo evitar darme cuenta que son sus almas quienes hablan, es decir, son frases que vienen de los sentimientos de las personas y que usan ese tipo de palabras para justificar su manera de vivir y no permitir que nadie, ni Dios siquiera opine acerca de ellas, y cuando logran hacer válidos sus “derechos”, dicen haber crecido, pues han impuesto su voluntad y prefieren hacerse débiles con las minorías en vez de hacerse diferentes de acuerdo a su propósito, antes se trataba de ser auténtico, ahora solo pretendemos ser diversos.

La verdad no hemos sido creados para tener “derechos”, hemos sido creados para cumplir un propósito y eso nos llena de responsabilidades, las cuales al ser cumplidas, nos llenan de beneficios que están por escrito y que vienen de lo alto, no tenemos que luchar por ellos, ni los tenemos que acumular, al contrario, entre más cerca estamos de cumplir el propósito para el cual fuimos creados (Gen 1:28), mas tendremos las cosas de la tierra a nuestros pies, de acuerdo a la promesa, por tanto no tenemos que pelear por nada en lo absoluto.

La cita de hoy es una confirmación de todo lo que le cuento, como usted lo sabe, nuestra alma contiene nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, mientras nuestro espíritu es la parte de nosotros que escucha la voz de Dios y que es la que debe de gobernar nuestro actuar, por tanto, tenemos que entender lo siguiente:

En la tierra el prosperar significa aumento e incremento, pero si lo ponemos en la balanza de Dios, nuestra alma no prospera de ninguna manera al pensar o sentir mas, por el contrario, nuestra alma prospera conforme se va haciendo pequeña, por mientras se somete al Espíritu de Dios, mientras camina sujeta a un orden y deja de vagar libre, y cuando aprenda a vivir de esa manera, la prosperidad de la tierra llegará a nuestras vidas como consecuencia, sin habernos esforzado siquiera por ella y empezaremos a ser conquistadores de la tierra y de nuestras almas, habiendo tenido que luchar solo por la segunda.

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